Dondequiera que estés, te gustará saber que por flaca que fuese la vereda no malvendí tu pañuelo de seda por un trozo de pan y que jamás, por más cansado que estuviese, abandoné tu recuerdo a la orilla del camino y por fría que fuera mi noche triste, no eché al fuego ni uno solo de los besos que me diste. Por ti, por ti brilló mi sol un día y cuando pienso en ti brilla de nuevo sin que lo empañe la melancolía de los fugaces amores eternos.
Dondequiera que estés te gustará saber que te pude olvidar y no he querido, y por fría que sea mi noche triste no echo al fuego ni uno solo de los besos que me diste. Dondequiera que estés.... si te acuerdas de mi.

Composição: