Endechas A Bárbara Escrava (aquela Cativa)

Aquela cativa que me tem cativo,
Porque nela vivo já não quer que viva.
Eu nunca vi rosa em suaves molhos,
Que pera meus olhos fosse mais formosa.

Nem no campo flores,
Nem no céu estrelas
Me parecem belas
Como os meus amores.
Rosto singular,
Olhos sossegados,
Pretos e cansados,
Mas não de matar.

Uma graça viva,
Que neles lhe mora,
Pera ser senhora
De quem é cativa.
Pretos os cabelos,
Onde o povo vão
Perde opinião
Que os louros são belos.

Pretidão de Amor,
Tão doce a figura,
Que a neve lhe jura
Que trocara a cor.
Leda mansidão,
Que o siso acompanha;
Bem parece estranha,
Mas bárbara não.

Presença serena
Que a tormenta amansa;
Nela, enfim, descansa
Toda a minha pena.
Esta é a cativa
Que me tem cativo;
E pois nela vivo,
É força que viva.



Endechas la Barbara Esclavo (que cautivo)

Esa cautiva que me mantiene cautiva, porque en ella viva ya no quiere que viva. Nunca he visto rosa en salsas suaves, esa pera mis ojos eran más hermosos. Ni en el campo las flores, ni en el cielo las estrellas me parecen hermosas como mis amores. Cara singular, Ojos tranquilos, Negra y cansada, pero no matando. Gracia viva, que habita en ellos, para ser la dama de quien eres cautivo. Negras el cabello, donde la gente va a perder la opinión de que los laureles son hermosos. Negrura del Amor, tan dulce la figura, que la nieve le jura que había cambiado el color. Leda mansedumbre, Esa sabiduría acompaña; Bueno parece extraño, pero bárbaro no. Presencia serena Que la tormenta amanezca; en ella, por fin, descanse toda mi compasión. Este es el cautivo que me tiene cautivo; y porque vivo en él, es fortaleza la que vivo

Composição: Luiz Vaz De Camões