Salambo
Ich bin Kellner hier in diesem tollen Schuppen,
wenn das Licht ausgeht, beginnt 'ne heiße Schau
Aus der ganzen Welt beziehen wir die Nutten,
doch die wenigsten davon sind eine Frau.
Von der Sitte kommen jeden Abend Herren,
falls sich einer von den Gästen mal beschwert,
doch die Prominenz läßt sich davon nicht stören,
auch Minister haben hier schon mal verkehrt.
Alle sind bei uns zu jeder Zeit willkommen,
sogar Gruppenreisen werden arrangiert,
fühlt sich einer von den Herren leicht benommen,
wird er sanft in einen Nebenraum geführt.
Heute Nacht zeigt sich vor all den feinen Leuten
die Moral ganz ungeschminkt, doch völlig nackt
auf den Brettern die die geile Welt bedeuten,
zieht sie Gesichter, die man nur zu Hause macht.
Die Bühne frei für Sodom und Gomorrha,
Graf Porno ist bereit für jeden Ritt,
Dornröschen fällt vor Abscheu in Sexstasia,
aber alle klatschen wie die Blöden mit.
Und ich kellner hier, sie kennen mich ja schon,
doch um 12 bin ich die Spitzenattraktion,
dann heiß ich Claudia und tanze die Fandango,
im Salambo.
Wo die Liebe auffällt, hinterläßt sie Spuren,
denn sie musiziert bestimmt keinen Choral,
unter all den schönen Strichern und den Huren,
fühlen Spießer und Studenten sich normal.
Hier gibt´s Zwerge und dressiert Pekinesen,
schlanke Tänzer steigen in das Lotterbett,
Ledermänner, Gummidamen, Fabelwesen,
doch die schlimmsten davon sind aus dem Parkett.
Legionäre kommen von den fernsten Küsten,
um dabei zu sein bei unserm tollen Fest,
manche treiben es sogar mit Polizisten,
und bezahlen noch dafür, daß man sie läßt.
Ich steh´meistens hinterm Vorhang an der Rampe
und pass auf, daß alle ächzen, knutschen, schrein
nur benimmt sich einer wie 'ne echte Schlampe,
dann werd' ich auch privat und hau ihm eine rein.
Die Königin bei uns ist Josefine
sie ist so etwas wie die Heilige Nacht,
und jeder starrt ergriffen auf die Bühne,
wenn der Engel seine Kerzennummer macht.
Und ich kellner hier, sie kennen mich ja schon,
doch um 12 bin ich die Spitzenattraktion,
dann heiß ich Claudia und tanze die Fandango,
im Salambo.
Salambo
Soy camarero aquí en este increíble local,
cuando se apaga la luz, comienza un espectáculo caliente
De todo el mundo traemos a las prostitutas,
pero la mayoría de ellas no son mujeres.
Cada noche vienen caballeros de la alta sociedad,
si alguno de los invitados se queja alguna vez,
pero la prominencia no se deja afectar por eso,
incluso ministros han pasado por aquí.
Todos son bienvenidos en cualquier momento,
incluso se organizan viajes en grupo,
si alguno de los caballeros se siente mareado,
se le lleva suavemente a una sala lateral.
Esta noche, ante toda la gente fina,
la moral se muestra sin tapujos, pero completamente desnuda
en los escenarios que representan el mundo lujurioso,
hace caras que solo se hacen en casa.
El escenario libre para Sodoma y Gomorra,
El Conde Porno está listo para cualquier paseo,
La Bella Durmiente cae en repulsión en Sexstasia,
pero todos aplauden como tontos.
Y yo trabajo aquí, ya me conocen,
pero a las 12 soy la atracción principal,
luego me llamo Claudia y bailo el Fandango,
en el Salambo.
Donde el amor se manifiesta, deja huellas,
pues seguramente no interpreta ningún coral,
entre todos los bellos prostitutos y prostitutas,
los burgueses y los estudiantes se sienten normales.
Aquí hay enanos y perritos Pekineses amaestrados,
bailarines esbeltos se meten en la cama,
hombres de cuero, damas de goma, seres fantásticos,
pero los peores son los del palco.
Legionarios vienen de las costas más lejanas,
para estar presentes en nuestra increíble fiesta,
algunos incluso se acuestan con policías,
y pagan para que los dejen.
Suelo estar detrás del telón en la rampa
y me aseguro de que todos giman, besen, griten,
solo si alguien se comporta como una verdadera zorra,
entonces también actúo en privado y le doy una paliza.
La reina entre nosotros es Josefine
es algo así como la Noche Santa,
y todos miran con asombro al escenario,
cuando el ángel hace su número de velas.
Y yo trabajo aquí, ya me conocen,
pero a las 12 soy la atracción principal,
luego me llamo Claudia y bailo el Fandango,
en el Salambo.