Siebter Juli Vormittags
Siebter Juli vormittags.
Eingekreist von Rasenmaehern
und dem Keuchen von Kaffeemaschinen
arbeitsloser Junglehrerinnen,
die sich nackt am Kuechentisch kruemmen und
an ihren Zweierbeziehungen wuergen, Kinder-
geschrei in der Ferne,
wie das letzte Signal eines Zuges nach Sueden,
kurz bevor er in den Tunnel von Duerrenmatt
eintritt, der Tunnel ohne Ausgang,
der Tunnel direkt zum Erdmittelpunkt.
Die Hausfrauen sehen aus wie Auffahrunfaelle,
der Tonfall ihrer Verleudmungen
klingt wie Vollbremsung
mit ein paar Kommas dazwischen.
Oma schneidet der Vorgartenhecke verschmitzt
eine Punker-Frisur.
Jedem Land das Wetter, das ihm gebuehrt,
wie auf Erden, also auch im Himmel:
Nichts als verpasste Chancen.
Hier passiert nichts mehr.
Hier ist alles immer geteilter Meinung,
halbe-halbe, einerseits-andererseits,
ausgewogen, weggelogen, geteilte Freude,
doppeltes Leid,
die Leute halten ihr Geschlechtsteil in den Wind
und bitten um Entsaftung,
sie fluechten in ihre privaten Kirchen
und mancher nennt sie Tranqulizer
noch Oblaten,
keiner ist unersetzlich,
jeder ist ein Superstar,
alle sind von morgens bis abends muede,
kein Wunder,
denn es immer schon zu spaet.
Wie machen sie das bloss - zu leben? Wie
schaffen sie das noch? Ich meine,
eine Rakete pro Kopf,
die wiegt schliesslich einiges,
dass das nicht jeden sofort zu Boden drueckt,
erstaunlich. Wir sind eben doch die Herrenrasse,
ich weiss, diese Meinung ist augenblicklich
noch
nicht
wieder
populaer, aber sei's drum, wir halten was aus,
und bei den Selbstmoerdern, Aussteigern,
Friedensfetischisten
stimmt sicherlich irgendwo was
mit dem Stammbaum nicht.
Siebter Juli vormittags. Fruehpubertaere Bettnaesser
polieren ihr Motorraeder blitzblank,
ganz wie der Vati den BMW.
Im Cassettenrecorder
rauscht die Neue Deutsche Welle,
die Oelpest der Tonkunst,
mit ihren Millionen von verklebten,
erstickten Ohrmuscheln.
Woran denken diese Kinder nachts?
Wir hatten damals
Mit Schirm, Charme und Melone und vor allem
Emma Peel, und jeder unserer Traeume
begann mit dem Geraeusch
des Reissverschlusses von ihrem
schwarzen Knautschlack-Kampfanzug...
heute bleibt den hohlwangigen,
glutaeugigen Knaben nur die
Muppets-Show,
Miss Piggy,
Schweine im Weltraum.
Ich moechte nicht juenger sein als ich bin.
Wenn ich alles noch einmal machen koennte,
wuerde ich vermutlich gar nichts machen.
Und wenn ich mich jetzt unterm Tisch verstecke
und ausserdem absolut still verhalte
ruft bestimmt gleich jemand an
und fragt mich
wie es mir geht.
Séptimo de julio por la mañana
Séptimo de julio por la mañana.
Rodeado de cortadoras de césped
y el jadeo de las cafeteras
de maestras desempleadas,
que se retuercen desnudas en la mesa de la cocina
y se ahogan en sus relaciones fallidas, niños
gritando a lo lejos,
como la última señal de un tren hacia el sur,
justo antes de entrar en el túnel de Dürrenmatt,
el túnel sin salida,
el túnel directo al centro de la tierra.
Las amas de casa parecen accidentes automovilísticos,
el tono de sus insultos
suena como un frenazo
con algunas comas en medio.
La abuela le da a la cerca del jardín
un corte punk.
Cada país tiene el clima que se merece,
como en la tierra, así en el cielo:
Nada más que oportunidades perdidas.
Aquí ya no pasa nada.
Aquí todo es siempre opiniones divididas,
mitad y mitad, por un lado y por otro,
balanceado, ocultado, alegría compartida,
doble dolor,
la gente expone sus genitales al viento
y pide ser aliviada,
se refugian en sus iglesias privadas
y algunos los llaman tranquilizantes
aún hostias,
nadie es insustituible,
todos son superestrellas,
todos están cansados de la mañana a la noche,
no es de extrañar,
pues siempre es demasiado tarde.
¿Cómo lo hacen para vivir? ¿Cómo
lo logran todavía? Quiero decir,
un cohete por cabeza,
que pesa bastante,
que no aplaste a todos de inmediato,
es sorprendente. Al final, somos la raza superior,
lo sé, esta opinión no es popular en este momento,
pero qué más da, resistimos,
y seguramente hay algo mal
con el árbol genealógico
de los suicidas, los desertores,
los amantes de la paz.
Séptimo de julio por la mañana. Los preadolescentes que mojan la cama
pulen sus motocicletas hasta que brillan,
igual que papá con el BMW.
En el reproductor de casetes
suena la Nueva Ola Alemana,
el derrame de petróleo del arte del sonido,
con sus millones de orejas pegajosas y sofocadas.
¿En qué piensan estos niños por la noche?
En aquel entonces teníamos
Los Vengadores y sobre todo
Emma Peel, y cada uno de nuestros sueños
comenzaba con el sonido
de la cremallera de su
traje de lucha negro de charol...
ahora a los chicos de mejillas hundidas
y ojos ardientes solo les queda
El Show de los Muppets,
Miss Piggy,
cerdos en el espacio.
No quiero ser más joven de lo que soy.
Si pudiera hacerlo todo de nuevo,
probablemente no haría nada.
Y si me escondo debajo de la mesa ahora
y además me quedo completamente quieto,
seguro que alguien llamará
y me preguntará
cómo estoy.