El marinero y el capitán
se reunieron en un bar,
y encargaron otra botella de ron.
Ese sería el puerto final,
y lo fue tanto, de verdad,
que bajo el mar ahora descansan juntos los dos.

Fue por una rubia loca
que bailaba sola hasta el amanecer.
Y se movía, pero tan bien,
que fue mirarla y fue perder
todo por ese cuerpo y esa promesa.

Ya no era joven pero era audaz
y bailaba siempre al compás;
no le importaba que se la echaran a suerte.
Llegó la noche, llegó el champán,
llegó la hora de la verdad
y esa apuesta, al final la ganó la muerte.

Fue por una rubia loca
que bailaba sola hasta el amanecer.
Y se movía, pero tan bien,
que fue mirarla y fue perder
todo por ese cuerpo y esa promesa.

Cuando el barco llega a la ciudad
las mujeres salen y los hombres solos
bajan a los bares, y esa noche todo vale!
Y sientes tu corazón
latir al ritmo de esta milonga
que es la milonga
del marinero y el capitán.

Fue por una rubia loca
que bailaba sola hasta el amanecer.
Y se movía, pero tan bien,
que fue mirarla y fue perder
todo por ese cuerpo y esa promesa.

Composição: Ariel Rot