O Silêncio e a Campereada
Recorro campo sozinho
Nem carculo a quanto tempo
Quando em quando um assoviozinho
Se vai perdido no vento
Quietude nestas jornadas
E a alma não se machuca
As vozes das invernadas
Sem silêncio, não se escuta
O arroio canta pra pedra
Pra noite o grilo nochero
O arado fala com a verga
E a estrela com o caborteiro
Campo tem voz de porteira
De retoço da manada
Tem vento que chama poeira
E o mormaço, a manga d’agua
Chuva no poço da sanga
Rufar de pala de seda
Canta o sabiá pra pitanga
E o angico pra labareda
É lindo o ranger do arreio
No escurão da noite cega
E o vento sul de floreios
No encordoado das macegas
Quieto, cruzando o potreiro
Quando a manhã se perfila
Passo escutando o barreiro
Saudando um rancho de argila
Guabiju!... Ariticum!
Range o rodado e se foi
A voz do homem comum
É o tempo chamando o boi
Tropel em várzea encharcada
Mareta beijando a taipa
Na aragem da madrugada
Cruza um sussurro de gaita
Com esse assovio antigo
E os cascos sonando o pasto
Meu mundo fala comigo
Pelos fundões donde eu passo
Não pense que eu sou sozinho
Que são tristes os dias meus
Ouço juras e carinhos
Desses campos de meu Deus
Recorro os campos solito
Nem “carculo” há quanto tempo
Quando em quando um assoviozito
Se vai perdido no vento
Quietude nestas jornadas
E a alma não se machuca
As vozes das invernadas
Sem silêncio, não se escuta
El Silencio y la Campereada
Recorro el campo solo
Ni calculo cuánto tiempo
De vez en cuando un silbido
Se pierde en el viento
Tranquilidad en estas jornadas
Y el alma no se lastima
Las voces de las invernadas
Sin silencio, no se escuchan
El arroyo canta a la piedra
Por la noche el grillo nocturno
El arado habla con la reja
Y la estrella con el cabrestante
El campo tiene voz de tranquera
De retozo de la manada
Hay viento que levanta polvo
Y el bochorno, la manga de agua
Lluvia en el pozo de la zanja
Rumor de pala de seda
Canta el sabiá al pitanga
Y el angico al fuego
Es hermoso el crujir de la montura
En la oscuridad de la noche ciega
Y el viento sur de florituras
En el enramado de las cañas
En silencio, cruzando el potrero
Cuando la mañana se perfila
Paso escuchando el barro
Saludando un rancho de arcilla
¡Guabiju!... ¡Ariticum!
Rechina la rueda y se fue
La voz del hombre común
Es el tiempo llamando al ganado
Tropel en la vega encharcada
Mareta besando la tapia
En la brisa de la madrugada
Cruza un susurro de gaita
Con ese silbido antiguo
Y los cascos sonando el pasto
Mi mundo habla conmigo
Por los rincones por donde paso
No pienses que estoy solo
Que son tristes mis días
Escucho juramentos y cariños
De estos campos de mi Dios
Recorro los campos solitario
Ni calculo cuánto tiempo
De vez en cuando un silbidito
Se pierde en el viento
Tranquilidad en estas jornadas
Y el alma no se lastima
Las voces de las invernadas
Sin silencio, no se escuchan
Escrita por: André Teixeira / Letra / Melodia / Ricardo Comassetto / Sergio Carvalho Pereira