O Silêncio e a Campereada
Recorro o campo sozinho
Nem calculo há quanto tempo
Quando em quando, um assoviozinho
Se vai perdido no vento
Quietude nestas jornadas
E a alma não se machuca
As vozes das invernadas
Sem silêncio, não se escuta
O arroio canta pra pedra
Pra noite, o grilo nochero
O arado fala c'o a verga
E a estrela c'o caborteiro
Campo tem voz de porteira
De retoço da manada
Tem vento que chama poeira
E o mormaço, a manga d’água
Chuva no poço da sanga
Rufar de pala de seda
Canta o Sabiá pra pitanga
E o Angico pra labareda
É lindo o ranger do arreio
No escurão da noite cega
E o vento, sul de floreios
No encordoado das macegas
E o vento, sul de floreios
No encordoado das macegas
Quieto, cruzando o potreiro
Quando a manhã se perfila
Passo escutando o Barreiro
Saudando um rancho de argila
Guabiju, Ariticum
Range o rodado e se foi
A voz do homem comum
É o tempo chamando o boi
Tropel em várzea encharcada
Mareta beijando a taipa
Na aragem da madrugada
Cruza um sussurro de gaita
Com esse assovio antigo
E os cascos sonando o pasto
Meu mundo fala comigo
Pelos fundões d'onde eu passo
Não pense que eu sou sozinho
Que são tristes os dias meus
Ouço juras e carinhos
Desses campos de meu Deus
Recorro os campos solito
Nem calculo há quanto tempo
Quando em quando, um assoviozito
Se vai perdido no vento
Quietude nestas jornadas
Que a alma não se machuca
As vozes das invernadas
Sem silêncio, não se escuta
As vozes das invernadas
Sem silêncio, não se escuta
El Silencio y la Campereada
Recorro el campo solo
Ni calculo cuánto tiempo ha pasado
De vez en cuando, un silbido
Se pierde en el viento
Tranquilidad en estas jornadas
Y el alma no se lastima
Las voces de las invernadas
Sin silencio, no se escuchan
El arroyo canta a la piedra
Para la noche, el grillo nocturno
El arado habla con la verga
Y la estrella con el caborteiro
El campo tiene voz de tranquera
De retozo de la manada
Hay viento que levanta polvo
Y la neblina, la manga de agua
Lluvia en el pozo de la zanja
Tamborileo de la pala de seda
Canta el Sabiá a la pitanga
Y el Angico al fuego
Es hermoso el crujir de la montura
En la oscuridad de la noche ciega
Y el viento, sur de florituras
En el enmarañado de las matas
Y el viento, sur de florituras
En el enmarañado de las matas
Tranquilo, cruzando el potrero
Cuando la mañana se perfila
Paso escuchando el Barreiro
Saludando un rancho de arcilla
Guabiju, Ariticum
Rechina la rueda y se fue
La voz del hombre común
Es el tiempo llamando al ganado
Tropel en la vega encharcada
Mareta besando la tapia
En la brisa de la madrugada
Cruza un susurro de gaita
Con ese silbido antiguo
Y los cascos sonando en el pasto
Mi mundo habla conmigo
Por los rincones por donde paso
No pienses que estoy solo
Que son tristes mis días
Escucho juramentos y cariños
De estos campos de mi Dios
Recorro los campos solitario
Ni calculo cuánto tiempo ha pasado
De vez en cuando, un silbidito
Se pierde en el viento
Tranquilidad en estas jornadas
Que el alma no se lastima
Las voces de las invernadas
Sin silencio, no se escuchan
Las voces de las invernadas
Sin silencio, no se escuchan