Almighty Father, Unoriginate
Almighty Father, Unoriginate,
Whom no man hath seen ever, nor can see;
Who reignest blest and only Potentate,
Light unapproachable encircling Thee:
Almighty Father, hallowed be Thy Name;
Who ever art, unchangeably the same.
Thou lovest us, else had we never been:
Before we were, in ages long ago,
Thy love had us and all our wants foreseen,
Creating us that we Thy love might know,
Yea, Father, Thou, in Whom we live and move,
Hast loved us with an everlasting love.
Thou madest man immortal at the first,
An image of Thine own eternity;
And when he fell from life, through sin accursed,
And lost his right to the life giving tree,
Thy love, unconquered would to him restore
His life ennobled and forevermore.
Such was Thy love, Thou didst not even spare
Thy Best-beloved, but gav’st Him for us all;
To live that human life beyond compare,
And dying, by His death retrieve our fall.
In Him Thy love unbounded we behold,
For, giving Him, Thou canst not aught withhold.
Thou knowest what we are, how frail and blind,
Thou still rememb’rest that we are but dust:
Like as a father pitieth, Thou art kind,
Thy justice kindness, and Thy kindness just.
Then hear Thy children’s prayer from Heav’n Thy throne;
Father, Thy kingdom come; Thy will be done.
Padre Todopoderoso, Inengendrado
Padre Todopoderoso, Inengendrado,
A quien ningún hombre ha visto jamás, ni puede ver;
Quien reinas bendito y único Soberano,
Luz inaccesible que te rodea:
Padre Todopoderoso, santificado sea Tu Nombre;
Quien siempre eres, inmutablemente el mismo.
Nos amas, de lo contrario nunca hubiéramos existido:
Antes de ser, en eras hace mucho tiempo,
Tu amor nos tenía y había previsto todas nuestras necesidades,
Creándonos para que conozcamos Tu amor,
Sí, Padre, Tú, en Quien vivimos y nos movemos,
Nos has amado con un amor eterno.
Hiciste al hombre inmortal desde el principio,
Una imagen de Tu propia eternidad;
Y cuando cayó de la vida, maldito por el pecado,
Y perdió su derecho al árbol de la vida,
Tu amor, invicto, quiso restaurarle
Su vida ennobleciéndola y para siempre.
Tal fue Tu amor, que ni siquiera escatimaste
A Tu Amado, sino que lo diste por todos nosotros;
Para vivir esa vida humana sin igual,
Y muriendo, por Su muerte redimir nuestra caída.
En Él contemplamos Tu amor sin límites,
Pues, al darlo, no puedes retener nada.
Tú sabes lo que somos, cuán frágiles y ciegos,
Tú aún recuerdas que no somos más que polvo:
Como un padre se compadece, Tú eres amable,
Tu justicia bondadosa, y Tu bondad justa.
Entonces escucha la oración de Tus hijos desde Tu trono en el Cielo;
Padre, venga Tu reino; Hágase Tu voluntad.