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La Flor del Diablo

Demons of Creation

A Flor do Diabo

Branca e floral como um jasmim-do-Cabo
Maravilhosa ressurgiu um dia
A fatal Criação do fuIvo Diabo,
Eleita do pecado e da Harmonia.

Mais do que tudo tinha um ar funesto,
Embora tão radiante e fabulosa.
Havia sutilezas no seu gesto
De recordar uma serpente airosa.

Branca, surgindo das vermelhas chamas
Do Inferno inquisitor, corrupto e langue,
Ela lembrava, Flor de excelsas famas,
A Via-Láctea sobre um mar de sangue.

Foi num momento de saudade e tédio,
De grande tédio e singular Saudade,
Que o Diabo, já das culpas sem remédio,
Para formar a egrégia majestade,

Gerou, da poeira quente das areias
Das praias infinitas do Desejo,
Essa langue sereia das sereias,
Desencantada com o calor de um beijo.

Sobre galpões de sonho os seus palácios
Tinham bizarros e galhardos luxos.
Mais grave de eloqüência que os Horácios,
Vivia a vida dos perfeitos bruxos.

Sono e preguiça, mais preguiça e sono,
Luxúrias de nababo e mais luxúrias,
Moles coxins de lânguido abandono
Por entre estranhas florações purpúreas.

Às vezes, sob o luar, nos rios mortos,
Na vaga ondulação dos lagos frios,
Boiavam diabos de chavelhos tortos,
E de vultos macabros, fugidios.

A lua dava sensações inquietas
As paisagens avérnicas em torno
E alguns demônios com perfis de ascetas
Dormiam no luar um sono morno...

Foi por horas de Cisma, horas etéreas
De magia secreta e triste, quando
Nas lagoas letíficas, sidéreas,
O cadáver da lua vai boiando...

Foi numa dessas noites taciturnas
Que o velho Diabo, sábio dentre os sábios,
Desencantado o seu poder das furnas,
Com o riso augusto a flamejar nos lábios,

Formou a flor de encantos esquisitos
E de essências esdrúxulas e finas,
Pondo nela oscilantes infinitos
De vaidades e graças femininas.

E deu-lhe a quint'essência dos aromas,
Sonoras harpas de alma, extravagancias,
Pureza hostial e púbere de pomas,
Toda a melancolia das distancias...

Para haver mais requinte e haver mais viva,
Doce beleza e original carícia,
Deu-lhe uns toques ligeiros de ave esquiva
E uma auréola secreta de malícia.

Mas hoje o Diabo já senil, já fóssil,
Da sua Criação desiludido,
Perdida a antiga ingenuidade dócil,
Chora um pranto noturno de Vencido.

Como do fundo de vitrais, de frescos
De góticas capelas isoladas,
Chora e sonha com mundos pitorescos,
Na nostalgia das Regiões Sonhadas.

La Flor del Diablo

Blanca y floral como un jazmín del Cabo
Maravillosa resurgió un día
La fatal Creación del fúnebre Diablo,
Elegida del pecado y de la Armonía.

Más que todo tenía un aire funesto,
Aunque tan radiante y fabulosa.
Había sutilezas en su gesto
Que recordaban a una serpiente airosa.

Blanca, surgiendo de las rojas llamas
Del Infierno inquisidor, corrupto y lánguido,
Recordaba, Flor de excelsas famas,
A la Vía Láctea sobre un mar de sangre.

Fue en un momento de añoranza y tedio,
De gran tedio y singular añoranza,
Que el Diablo, ya sin remedio por sus culpas,
Para formar la egregia majestad,

Generó, del polvo caliente de las arenas
De las playas infinitas del Deseo,
A esa lánguida sirena de las sirenas,
Desencantada con el calor de un beso.

Sobre galpones de ensueño sus palacios
Tenían bizarros y gallardos lujos.
Más grave de elocuencia que los Horacios,
Vivía la vida de los perfectos brujos.

Sueño y pereza, más pereza y sueño,
Lujurias de nabab y más lujurias,
Mullidos cojines de lánguido abandono
Entre extrañas floraciones purpúreas.

A veces, bajo la luna, en los ríos muertos,
En la vaga ondulación de los lagos fríos,
Flotaban diablos de cabellos retorcidos,
Y de figuras macabras, fugitivas.

La luna daba sensaciones inquietas
A los paisajes avernales alrededor
Y algunos demonios con perfiles de ascetas
Dormían en la luna un sueño tibio...

Fue por horas de Cisma, horas etéreas
De magia secreta y triste, cuando
En las lagunas letíficas, siderales,
El cadáver de la luna va flotando...

Fue en una de esas noches taciturnas
Que el viejo Diablo, sabio entre los sabios,
Desencantado su poder de las cavernas,
Con la risa augusta flameando en los labios,

Formó la flor de encantos extraños
Y de esencias extravagantes y finas,
Poniendo en ella oscilantes infinitos
De vanidades y gracias femeninas.

Y le dio la quintaesencia de los aromas,
Sonoras arpas de alma, extravagancias,
Pureza hostial y púber de manzanas,
Toda la melancolía de las distancias...

Para tener más refinamiento y más vida,
Dulce belleza y original caricia,
Le dio unos toques ligeros de ave esquiva
Y un aura secreta de malicia.

Pero hoy el Diablo ya senil, ya fósil,
De su Creación desilusionado,
Perdida la antigua ingenuidad dócil,
Llora un llanto nocturno de Vencido.

Como desde el fondo de vitrales, de frescos
De góticas capillas aisladas,
Llora y sueña con mundos pintorescos,
En la nostalgia de las Regiones Soñadas.

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