395px

Remordimientos de Castrador

Jaime C. Braum

Remorsos De Castrador

Um pealo --- um tombo --- grunhidos
de impotente rebeldia,
o sangue da cirurgia
No laço e no maneador.
Nada pra tapear a dor
do potro que --- sem saber,
perdeu a razão de ser
na faca do castrador.

Há um bárbara eficiência
nessa rude medicina,
a faca é limpa na crina
que alvoroçada revoa,
pouco interessa que doa,
a dor faz parte da vida.
Há de sarar em seguida,
desde guri tem mão boa.

Aprendeu --- nem sabe como,
a estancar uma sangria.
Sem noções de anatomia
é um cirurgião instintivo
que --- por vezes --- pensativo,
afundou na realidade
da crua barbaridade
desse ritual primitivo.

Já faz tempo --- muito tempo,
que um dia --- na falta doutro,
castrou seu primeiro potro,
um zaino negro tapado.
Que pena vê-lo castrado,
o entreperna coloreando
e os olhos recriminando,
num protesto amargurado.

Depois do zaino --- um tordilho,
depois --- baios e gateados,
um por um sacrificados
pela faca carneadeira
e o rude altar da mangueira
a pedir mais sacrifícios
dos bravos fletes patrícios,
titãs de campo e fronteira.

Por muitos e muitos anos
andou nos galpões do pampa,
castrando pingos de estampa
com renomada experiência,
cavalos reis de querência,
parelheiros afamados,
pela faca condenados
a morrer sem descendência.

Às vezes, durante a noite,
um pesadelo o volteia
e o remorso paleteia.
Castrador!... que judiaria!
E quando sem serventia
por aí deixar semente
no mundo onde há tanta gente
pedindo essa cirurgia.

E ali está --- defronte ao rancho,
pastando o mouro do arreio,
pingo de campo e rodeio
que castrou --- quando potrilho.
O mouro --- mesmo que filho
do xirú velho campeiro,
o último companheiro
do seu viver andarilho.

Na primavera --- outro dia,
um potranca lazona,
linda como temporona,
vestida em pelagem de ouro,
veio se esfregar no mouro,
mordiscando pelo e crina,
mais amorosa que china
num princípio de namoro!

E o mouro? --- pobre do mouro!
Não pode ter namorada.
Veio, direto à ramada,
numa agonia sem fim,
olhando pro dono, assim,
num bárbaro desespero,
como dizendo: parceiro,
vê o que fizeste de mim!!

Remordimientos de Castrador

Un relincho --- una caída --- gruñidos
de impotente rebeldía,
la sangre de la cirugía
En el lazo y en el corral.
Nada para tapar el dolor
del potro que --- sin saber,
perdió la razón de ser
en el cuchillo del castrador.

Hay una eficiencia bárbara
en esta medicina ruda,
el cuchillo se limpia en la crin
que alborotada revolotea,
poco importa que duela,
el dolor es parte de la vida.
Debe sanar pronto,
desde chico tiene buena mano.

Aprendió --- ni sabe cómo,
a detener una hemorragia.
Sin nociones de anatomía
es un cirujano instintivo
que --- a veces --- pensativo,
se sumergió en la realidad
de la cruda barbarie
de este ritual primitivo.

Hace tiempo --- mucho tiempo,
que un día --- ante la falta de otro,
castró su primer potro,
un zaino negro tapado.
Qué pena verlo castrado,
la entrepierna coloreando
y los ojos recriminando,
en un protesto amargado.

Después del zaino --- un tordillo,
luego --- bayos y gateados,
uno por uno sacrificados
por el cuchillo carnicero
y el rudo altar del corral
pidiendo más sacrificios
de los valientes caballos criollos,
titanes de campo y frontera.

Por muchos y muchos años
anduvo en los galpones del pampa,
castrando caballos de estampa
con renombrada experiencia,
caballos reyes de querencia,
caballos famosos,
condenados por el cuchillo
a morir sin descendencia.

A veces, durante la noche,
una pesadilla lo rodea
y el remordimiento lo atormenta.
¡Castrador!... ¡qué crueldad!
Y cuando sin utilidad
por ahí dejar semilla
en un mundo donde hay tanta gente
pidiendo esta cirugía.

Y allí está --- frente al rancho,
pastando el mouro del arreo,
caballo de campo y rodeo
que castró --- cuando potrillo.
El mouro --- aunque hijo
del viejo gaucho,
el último compañero
de su vida errante.

En primavera --- otro día,
una potranca alazana,
hermosa como el tiempo,
vestida en pelaje dorado,
vino a frotarse en el mouro,
mordisqueando pelo y crin,
más cariñosa que una china
en un principio de romance!

¿Y el mouro? --- pobre mouro!
No puede tener novia.
Vino directo al corral,
en una agonía sin fin,
mirando al dueño, así,
en un bárbaro desespero,
como diciendo: compañero,
¡mira lo que has hecho de mí!!

Escrita por: