395px

Al Volante del Chevrolet

Jô Soares

Ao Volante Do Chevrolet

Ao volante do Chevrolet pela estrada de Sintra,
Ao luar e ao sonho, na estrada deserta,
Sozinho guio, guio quase devagar, e um pouco
Me parece, ou me forço um pouco para que me pareça,
Que sigo por outra estrada, por outro sonho, por outro mundo,
Que sigo sem haver Lisboa deixada ou Sintra a que ir ter,
Que sigo, e que mais haverá em seguir senão não parar mas seguir?

Vou passar a noite a Sintra por não poder passá-la em Lisboa,
Mas, quando chegar a Sintra, terei pena de não ter ficado em Lisboa.
Sempre esta inquietação sem propósito, sem nexo, sem conseqüência,
Sempre, sempre, sempre,
Esta angústia excessiva do espírito por coisa nenhuma,
Na estrada de Sintra, ou na estrada do sonho, ou na estrada da vida...

Maieável aos meus movimentos subconscientes do volante,
Galga sob mim comigo o automóvel que me emprestaram.
Sorrio do símbolo, ao pensar nele, e ao virar à direita.
Em quantas coisas que me emprestaram eu sigo no mundo
Quantas coisas que me emprestaram guio como minhas!
Quanto me emprestaram, ai de mim!, eu próprio sou!

À esquerda o casebre - sim, o casebre - à beira da estrada
À direita o campo aberto, com a lua ao longe.
O automóvel, que parecia há pouco dar-me liberdade,
É agora uma coisa onde estou fechado
Que só posso conduzir se nele estiver fechado,
Que só domino se me incluir nele, se ele me incluir a mim.

À esquerda lá para trás o casebre modesto, mais que modesto.
A vida ali deve ser feliz, só porque não é a minha.
Se alguém me viu da janela do casebre, sonhará: Aquele é que é feliz.
Talvez à criança espreitando pelos vidros da janela do andar que está em cima
Fiquei (com o automóvel emprestado) como um sonho, uma fada real.
Talvez à rapariga que olhou, ouvindo o motor, pela janela da cozinha
No pavimento térreo,
Sou qualquer coisa do príncipe de todo o coração de rapariga,
E ela me olhará de esguelha, pelos vidros, até à curva em que me perdi.
Deixarei sonhos atrás de mim, ou é o automóvel que os deixa?

Eu, guiador do automóvel emprestado, ou o automóvel emprestado que eu guio?

Na estrada de Sintra ao luar, na tristeza, ante os campos e a noite,
Guiando o Chevrolet emprestado desconsoladamente,
Perco-me na estrada futura, sumo-me na distância que alcanço,
E, num desejo terrível, súbido, violento, inconcebível,
Acelero...
Mas o meu coração ficou no monte de pedras, de que me desviei ao vê-lo sem vê-lo,

À porta do casebre,
O meu coração vazio,
O meu coração insatisfeito,
O meu coração mais humano do que eu, mais exato que a vida.

Na estrada de Sintra, perto da meia-noite, ao luar, ao votante,
Na estrada de Sintra, que cansaço da própria imaginação,
Na estrada de Sintra, cada vez mais perto de Sintra,
Na estrada de Sintra, cada vez menos perto de mim...

Al Volante del Chevrolet

Al volante del Chevrolet por la carretera de Sintra,
Bajo la luz de la luna y el sueño, en la carretera desierta,
Solo conduzco, casi despacio, y un poco
Me parece, o me fuerzo un poco para que me parezca,
Que sigo por otro camino, por otro sueño, por otro mundo,
Que sigo sin dejar Lisboa atrás o Sintra a donde ir,
Que sigo, ¿y qué más hay en seguir sino no parar y seguir?

Voy a pasar la noche en Sintra porque no puedo pasarla en Lisboa,
Pero, cuando llegue a Sintra, lamentaré no haberme quedado en Lisboa.
Siempre esta inquietud sin propósito, sin sentido, sin consecuencia,
Siempre, siempre, siempre,
Esta angustia excesiva del espíritu por nada,
En la carretera de Sintra, o en la carretera del sueño, o en la carretera de la vida...

Maleable a mis movimientos subconscientes del volante,
El automóvil que me prestaron galopa bajo mí conmigo.
Sonrío al símbolo, al pensar en él, y al girar a la derecha.
En cuántas cosas que me prestaron sigo en el mundo,
¡Cuántas cosas que me prestaron conduzco como mías!
¡Cuánto me prestaron, ay de mí!, yo mismo soy!

A la izquierda la choza - sí, la choza - al borde de la carretera,
A la derecha el campo abierto, con la luna a lo lejos.
El automóvil, que parecía darme libertad hace poco,
Es ahora una cosa donde estoy encerrado
Que solo puedo conducir si estoy dentro de él,
Que solo domino si me incluyo en él, si él me incluye a mí.

A la izquierda allá atrás la modesta choza, más que modesta.
La vida allí debe ser feliz, solo porque no es la mía.
Si alguien me vio desde la ventana de la choza, soñará: Ese sí que es feliz.
Tal vez para el niño que mira por los vidrios de la ventana del piso de arriba
Me quedé (con el automóvil prestado) como un sueño, un hada real.
Tal vez para la chica que miró, escuchando el motor, por la ventana de la cocina
En la planta baja,
Soy algo del príncipe de todo el corazón de chica,
Y ella me mirará de reojo, por los vidrios, hasta la curva donde me perdí.
¿Dejaré sueños detrás de mí, o es el automóvil el que los deja?

¿Yo, conductor del automóvil prestado, o el automóvil prestado que yo conduzco?

En la carretera de Sintra a la luz de la luna, en la tristeza, ante los campos y la noche,
Conduciendo el Chevrolet prestado desconsoladamente,
Me pierdo en la carretera futura, me desvanezco en la distancia que alcanzo,
Y, en un deseo terrible, repentino, violento, inconcebible,
Acelero...
Pero mi corazón se quedó en el montón de piedras, del que me desvié al verlo sin verlo,

En la puerta de la choza,
Mi corazón vacío,
Mi corazón insatisfecho,
Mi corazón más humano que yo, más exacto que la vida.

En la carretera de Sintra, cerca de la medianoche, a la luz de la luna, al volante,
En la carretera de Sintra, qué cansancio de la propia imaginación,
En la carretera de Sintra, cada vez más cerca de Sintra,
En la carretera de Sintra, cada vez menos cerca de mí...

Escrita por: Alvaro De Campos