O Laçador de Barro
A estátua do laçador,
Vou fazer outra de barro.
O material que usarei
Há que ser desenterrado
Dum costado de rodeio
Nos paradores do gado,
Pra que este barro contenha
Restos de bicho e de gente,
E quando moldado venha
Com espírito vivente.
Misturo o barro no suor
Dessas minhas mãos de oleiro
E a alma do laçador
É o que procuro primeiro,
Terá que ser alma buena
E volte a nascer de novo
Corajosa mas serena
Como a alma do seu povo.
A estátua do laçador,
Vou fazer outra de barro.
Cuidarei que tenha boca
Fechada, cerrado o cenho,
Pra evitar que solte os gritos
Que nem eu mesmo contenho,
Um chapéu com aba grande
Pras intempéries da vida,
E uma faca que garanta
Que não lhe passem por cima.
Os olhos do laçador
Serão de um azul profundo
Como o céu dos laçadores
Que já se foram do mundo,
Mas que sempre, olhando longe,
Vejam campo e vejam gado,
E não as rugas do arado
Da terra exausta de hoje.
Eu não farei uma estátua
De bronze, quero de barro,
De acordo com a estirpe guapa
Do homem do meu estado.
O bronze leva pros anos
Um Deus imortalizado,
E o barro é o cotidiano
Do campo com seu trabalho.
Quem sabe ver o gaúcho,
Quem conhece esta querência,
Não o vê portando luxo,
Nem soberba e imponência,
Mas vê honra e vê respeito
Num homem trabalhador,
E é justamente este jeito
Que quero pro laçador.
A estátua do laçador,
Vou fazer outra de barro.
Nos pés as botas franzidas
Pelo uso das esporas,
Que não cortam, mas convidam
Pras lidas do campo a fora,
Nas mãos a crina da rédea
Dum gateado de valor,
Que sem um cavalo bueno
Ninguém se faz laçador.
Por fim, o laço de couro
Com a sua argola de aço
Como símbolo de um povo
Que conquistou se espaço.
Uma campeira esperança
De quem tem força no braço,
Pois o que a mão não alcança
Se traz na ponta do laço.
El Lanzador de Barro
La estatua del lanzador,
Voy a hacer otra de barro.
El material que usaré
Debe ser desenterrado
De un costado de rodeo
En los corrales del ganado,
Para que este barro contenga
Restos de animales y personas,
Y cuando moldeado venga
Con espíritu viviente.
Mezclo el barro con el sudor
De estas manos de alfarero
Y el alma del lanzador
Es lo que busco primero,
Tendrá que ser alma buena
Y vuelva a nacer de nuevo
Valiente pero serena
Como el alma de su gente.
La estatua del lanzador,
Voy a hacer otra de barro.
Cuidaré que tenga boca
Cerrada, ceñido el ceño,
Para evitar que suelte los gritos
Que ni yo mismo contengo,
Un sombrero con ala grande
Para las inclemencias de la vida,
Y un cuchillo que garantice
Que no le pasen por encima.
Los ojos del lanzador
Serán de un azul profundo
Como el cielo de los lanzadores
Que ya se fueron del mundo,
Pero que siempre, mirando lejos,
Vean campo y vean ganado,
Y no las arrugas del arado
De la tierra agotada de hoy.
No haré una estatua
De bronce, quiero de barro,
De acuerdo con la estirpe guapa
Del hombre de mi estado.
El bronce lleva a los años
Un Dios inmortalizado,
Y el barro es el cotidiano
Del campo con su trabajo.
Quien sabe ver al gaucho,
Quien conoce esta tierra,
No lo ve portando lujo,
Ni soberbia e imponencia,
Pero ve honor y respeto
En un hombre trabajador,
Y es justamente este modo
Que quiero para el lanzador.
La estatua del lanzador,
Voy a hacer otra de barro.
En los pies las botas arrugadas
Por el uso de las espuelas,
Que no cortan, pero invitan
A las tareas del campo afuera,
En las manos la crin de la rienda
De un gateado valioso,
Que sin un caballo bueno
Nadie se hace lanzador.
Por último, el lazo de cuero
Con su argolla de acero
Como símbolo de un pueblo
Que conquistó su espacio.
Una esperanza campera
De quien tiene fuerza en el brazo,
Pues lo que la mano no alcanza
Se trae en la punta del lazo.