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Como si fuera a dormir con ella

Konstantin Wecker

Als Würd Ich Mit Ihr Schlafen

Es war eins von diesen Festen,
die noch leben von den Resten
einer Zeit, wo solche Feste noch was galten.
Wer was wollte, mußte schnalzen,
wer voll Lust war, mußte balzen,
ein paar Freaks zum Renommieren, die schon lallten.
Ich dachte schon, da kommt nichts mehr,
doch irgendwann schritt sie einher,
nicht schön, doch ungeheuer fleischlich.
Und ich wollte nach ihr beißen,
ihr das Abendkleid entreißen,
doch man sagte mir: "Die schaffst du doch nicht ? preislich."
Und da, als wir das erstemal uns trafen,
da war mir schon, als würd ich mit ihr schlafen.

Ich versuchte sie zu fangen,
sie mit Worten anzulangen,
sie zu streicheln mit poetenhaften Blicken.
Ihre Lippen wurden runder,
meine Wünsche noch profunder,
und dann spürte ich ihr hingehauchtes Nicken.
Ein paar Herrn mit dicken Scheinen,
fasziniert von ihren Beinen,
hatten plötzlich, was sehr selten ist, den Schaden.
Und wir warn schon an der Türe,
da verfolgten mich die Schwüre,
nie mehr wieder einen Dichter einzuladen.
Dann schlenderten wir Hand in Hand zum Hafen,
da war mir wieder mal, als würd ich mit ihr schlafen.

Ich war lüstern wie ein Schüler,
die Gespräche wurden schwüler,
und die Nacht war ein Gewächshaus feuchter Lüste.
Dann verbrannte mich ihr Atem,
denn sie schenkte sich in Raten,
und ich reifte und entdeckte ihre Brüste.
Dieses Spiel war herrlich tödlich,
und der Morgen kam schon rötlich
übers Wasser auf uns beide zugeritten.
Da ergab sie sich und nahm mich,
und auf einmal überkam mich
ein Gefühl, als hätte ich sie schon jahrelang erlitten.
Sie sagte noch: Komm, mach mich jetzt zum Sklaven -
da ist die Lust mir plötzlich eingeschlafen.

Como si fuera a dormir con ella

Era una de esas fiestas,
que aún sobreviven de los restos
de una época donde esas fiestas aún significaban algo.
Quien quería algo, tenía que chasquear los dedos,
quien estaba lleno de deseo, tenía que cortejar,
algunos frikis para presumir, que ya balbuceaban.
Pensé que ya no vendría nada más,
pero en algún momento ella apareció,
no era hermosa, pero increíblemente carnal.
Y quería morderla,
arrancarle el vestido de noche,
pero me dijeron: '¡No puedes permitírtelo económicamente!'
Y ahí, cuando nos encontramos por primera vez,
ya sentía como si fuera a dormir con ella.

Intenté atraparla,
abordarla con palabras,
acariciarla con miradas poéticas.
Sus labios se volvieron más redondos,
mis deseos aún más profundos,
y luego sentí su asentimiento susurrado.
Unos señores con billetes gruesos,
fascinados por sus piernas,
de repente, algo muy raro, sufrieron daño.
Y ya estábamos en la puerta,
los juramentos me perseguían,
para nunca más invitar a un poeta.
Luego caminamos de la mano hacia el puerto,
y de nuevo sentí como si fuera a dormir con ella.

Estaba lujurioso como un estudiante,
las conversaciones se volvieron más calientes,
y la noche era un invernadero de lujurias húmedas.
Entonces su aliento me quemó,
pues se entregó en cuotas,
y yo maduré y descubrí sus pechos.
Este juego era deliciosamente mortal,
y la mañana ya se tornaba rojiza
sobre el agua, cabalgando hacia nosotros dos.
Entonces se entregó y me tomó,
y de repente me invadió
una sensación, como si la hubiera sufrido durante años.
Ella dijo: 'Ven, hazme tu esclava ahora mismo' -
y de repente se me apagó el deseo.

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