Ebata
Ebata enga töö Jerusalem be loene
na bethsaida.
Minkokon abui mi nga töö vom
ate mi kombo na nobomvoè.
Mot èzine anga yerne na Christ
ny´ana mvolo.
Mot èzine anga yerne na Christ
ny´ana sae´ nye okon
oh oh a bebuni oh oh
Yesus anga jo na a mone kolo si
nyome joe´ o wulu
mbunan, mbunan voe´ ètam o
sae´ ya wo, e mot nyu ve nvone
eno´ne e betè nlo, ve te´ dulu,
avale jam avala jam a boya mvoe´
ve den
den ame ve den, den ame ve den.
Man weiß nicht mehr wie es begann,
man sagt, es war´n Verrückte.
Die hatten eine Art Gesang,
der Tausende verzückte.
Die brachen aus den Häusern aus.
Die ließen sich nicht halten,
und tanzten einfach singend raus,
die Welt neu zu gestalten.
Die Staatsanwälte tippten wie
von Sinnen Haftbefehle.
Es schnürt des Liedes Phantasie
so manchem Herz und Kehle.
Yesus anga jo na a mone kolo si ...
Es brach so manches Altenheim
durch dieses Lied in Scherben.
Den Alten schien es an der Zeit
zu tanzen, statt zu sterben.
Die Kälber schwangen auch das Bein
und hüpften von den Tellern.
Es kletterten auf Tonleitern
die Knastis aus den Kellern.
Es rührte nämlich der Gesang -
so heißt es - manchen Wärter.
Die Staatsanwälte rührte nichts,
die Münder wurden härter.
Yesus anga jo na a mone kolo si ...
Und dann die Kinder: ohne Zwang
rapunzelts aus den Türmen.
Sie alle wollen mit Gesang
das alte Weltbild stürmen.
Welch wundersamer Zauberklang!
Er leiht der Seele Flügel.
Und wer ihn singt, zwingt irgendwann
die Winde in die Zügel.
Die Liebe lebt! Die Tänzerin
küßt ihren Ballerino.
Nur Staatsanwälte küßt man nicht,
das kennt man ja vom Kino.
Yesus anga jo na a mone kolo si ...
Ebata
Ebata enga en Jerusalén se escucha
en Betsaida.
Minkokon abui mi en la voz
y en el tambor, en la danza.
El espíritu se mueve en Cristo
en el río de la vida.
El espíritu se mueve en Cristo
en el río de la salvación
oh oh, bebé oh oh.
Jesús nos llama a unirnos en la danza
con alegría y libertad
cantando, cantando sobre la verdad
y la luz que brilla en nosotros,
unidos en la danza, en la fiesta,
ven y únete, ven y únete a la alegría
que fluye, fluye en nosotros,
fluye en nosotros.
Ya no se recuerda cómo comenzó,
se dice que fueron los locos.
Ellos tenían una forma de cantar
que encantaba a miles.
Escaparon de sus casas,
no se dejaron atrapar,
y simplemente bailaron y cantaron,
reconstruyendo el mundo.
Los fiscales escribían órdenes de arresto
como locos.
La fantasía de la canción
apretaba muchos corazones y gargantas.
Jesús nos llama a unirnos en la danza ...
Este canto hizo pedazos
muchos asilos.
A los ancianos les pareció hora
de bailar en lugar de morir.
Los terneros también levantaron la pata
y saltaron de los platos.
Los presos escalaban por las escalas
saliendo de los sótanos.
Al parecer, el canto conmovió
a algunos guardias.
Los fiscales no se conmovieron,
se volvieron más duros.
Jesús nos llama a unirnos en la danza ...
Y luego los niños: sin restricciones
salían de las torres.
Todos quieren, con su canto,
derribar la antigua visión del mundo.
¡Qué maravilloso sonido mágico!
Le da alas al alma.
Y quien canta, eventualmente,
doma los vientos.
¡El amor vive! La bailarina
besa a su bailarín.
Pero a los fiscales no se les besa,
es algo que se ve en el cine.
Jesús nos llama a unirnos en la danza ...