395px

Fragmentos Intemporales de un Caballo

Luidhi Moro Muller

Fragmentos Atemporais de Um Pingo

Levava a virtude de ouvir ternamente
Lamentos e causos,com toda a atenção
Era um confidente pelas estradeadas
Parceiro fiel, meu cavalo, um irmão

Um pingo dos bueno, de todas confiança
Pasteja em lembranças na várzea do fundo
Orelhas inquietas e olhos atentos
Findou sem lamento seu ciclo no mundo

Saudade do amigo que foi pra outro plano
O peso dos anos calou a basteira
Partiu em silêncio, tranqüilo e sereno
Deixando um aceno na cerda crineira
A dor de um parceiro, que parte no más
Num tranco de paz, se vai sem alarde
Partiu meu amigo, ficou a saudade
Minha outra metade, num resto de tarde

Nostálgica gota verteu em meu rosto
Pois vi meus agostos perderem o brilho
Das tantas volteadas quebrando geadas
Marcando a estrada por sobre o lombilho

E ao ver pendurados, os trates num gancho
No caibro do rancho, as rédeas trançadas
O freio e a cincha, o laço e o baixeiro
Que guarda o cheiro da manta suada

Foi num começo de outono
A idade marcava a carne cansada
Folhas mortas fizeram um leito macio
E o prenúncio de frio encurtou a jornada
Acomodou-se o taura sem estardalhaço
Num ritual campeiro que há muito eu não via
Cena comovente, olhos que se fecham
Como o sol, cansado, à terminar o dia
A morte! A certeza de um fim que sabemos
Mas se merecemos findar sem sofrer
A isto o saber não cabe ao humano
Pois cada paysano se faz merecer

Fragmentos Intemporales de un Caballo

Llevaba la virtud de escuchar tiernamente
Lamentos y cuentos, con toda la atención
Era confidente en los caminos
Fiel compañero, mi caballo, un hermano

Un caballo de buena estirpe, de total confianza
Pastando en recuerdos en la pradera del fondo
Orejas inquietas y ojos atentos
Terminó sin lamentarse su ciclo en el mundo

Añoranza del amigo que partió a otro plano
El peso de los años silenció la montura
Se fue en silencio, tranquilo y sereno
Dejando un gesto en la crinera
El dolor de un compañero, que se va sin más
En un paso de paz, se va sin alarde
Se fue mi amigo, quedó la añoranza
Mi otra mitad, en un resto de tarde

Una lágrima nostálgica cayó en mi rostro
Pues vi mis veranos perder el brillo
De tantas vueltas rompiendo las heladas
Marcando el camino sobre el lomo

Y al ver colgadas las riendas en un gancho
En la viga del rancho, las riendas trenzadas
El freno y la cincha, el lazo y el aparejo
Que guarda el olor de la manta sudada

Fue al comienzo del otoño
La edad marcaba la carne cansada
Hojas muertas hicieron un lecho suave
Y el presagio del frío acortó la jornada
Se acomodó el jinete sin estridencias
En un ritual campero que hacía tiempo no veía
Escena conmovedora, ojos que se cierran
Como el sol, cansado, al terminar el día
¡La muerte! La certeza de un final que conocemos
Pero si lo merecemos terminar sin sufrir
A esto el saber no le corresponde al humano
Pues cada paisano se gana el merecer

Escrita por: Henrique Fernandes / Luidhi Moro Müller / Mauro Dias