O Homem Que Engoliu A Própria Voz
Ele acordou, pôs os olhos no chão
Unhas quebradas, os dedos no asfalto
E levantou pra saber o caminho, contar o dinheiro no bolso e tomar um café
Ele sabia que não dava pé
Doce nas veias, o peito no asfalto
Alguma coisa entalada na sua barriga fazia borbulhos com gosto de sal
Ele partia pra um dia, seria normal
Não fosse o fato musicável que transforma nosso personagem numa pausa acidental
Poucas moedas valendo um café
Passo impreciso, chega ao balcão
Olhos nos olhos da bela morena atendente daquela birosca na beira do cais
Ele sabia que não dava mais
Peito nostálgico toca o balcão
Meia palavra na goela prestes a saltar mas é que o pensamento dele escorregou
E no instante da fala não havia som
Mas uma pausa atravessada na garganta desse personagem que engoliu a voz
Com tantos sons, palavras, medos, melodias, saltos, quedas
E um pedaço de si mesmo entalado pelo avesso
Nunca mais
Ou até amanhã
Será que vai voar?
Será que vai descer?
Lá na birosca ninguém percebeu
Só a bela morena sorriu sem saber
E no buraco entre a fala e o silêncio dito a menina repete a pergunta: pois não?
E era silêncio por sobre o balcão
Boquiaberto, já não pôde dizer
Foi nessa hora que a ficha caiu e o martelo da goela bateu, campainha secou
Toda a cidade buzina, faróis amarelos
Mil semáforos vermelhos na garganta feito um grande brejo sem cordas vocais
Volta pra rua com os olhos no chão
Sufocado e calado e sem pão, sem café
Arrebentou-se a fé que ele tinha ou não tinha, sei lá, tanto faz, não interessa a ninguém
Já não se importa se tem ou não tem
Do miolo da rua um bueiro sorri
Lhe convidando ao salto pro meio do asfalto com os braços pro alto e as pernas pro ar
E era tamanho o aperto no fundo do peito
E a força bruta do silêncio transformava a maldita agonia no milagre de voar
Com tantos sons, palavras, medos, melodias, saltos, quedas
E um pedaço de si mesmo entalado pelo avesso
Nunca mais
Ou até amanhã
Vai voar
Vai voar
El Hombre Que Se Tragó Su Propia Voz
Se despertó, puso los ojos en el suelo
Uñas rotas, los dedos en el asfalto
Y se levantó para saber el camino, contar el dinero en el bolsillo y tomar un café
Sabía que no iba a funcionar
Dulce en las venas, el pecho en el asfalto
Algo atascado en su estómago burbujeaba con sabor a sal
Se dirigía hacia un día, sería normal
Si no fuera por el hecho musical que convierte a nuestro personaje en una pausa accidental
Pocas monedas que valen un café
Paso impreciso, llega al mostrador
Ojos en los ojos de la bella morena, la camarera de ese tugurio en el muelle
Sabía que ya no podía más
Pecho nostálgico toca el mostrador
Media palabra en la garganta a punto de salir pero es que su pensamiento se deslizó
Y en el instante de hablar no había sonido
Sino una pausa atravesada en la garganta de este personaje que se tragó la voz
Con tantos sonidos, palabras, miedos, melodías, saltos, caídas
Y un pedazo de sí mismo atascado al revés
Nunca más
O hasta mañana
¿Volará?
¿Descenderá?
En el tugurio nadie se dio cuenta
Solo la bella morena sonrió sin saber
Y en el vacío entre la palabra y el silencio, la niña repite la pregunta: ¿en qué puedo ayudarte?
Y era silencio sobre el mostrador
Boquiabierto, ya no pudo hablar
Fue en ese momento que cayó la ficha y el martillo de la garganta golpeó, la campana se secó
Toda la ciudad bocina, faros amarillos
Mil semáforos rojos en la garganta como un gran pantano sin cuerdas vocales
Regresa a la calle con los ojos en el suelo
Sofocado y callado y sin pan, sin café
Se rompió la fe que tenía o no tenía, qué sé yo, da igual, no le importa a nadie
Ya no le importa si tiene o no tiene
Desde el centro de la calle una alcantarilla sonríe
Invitándolo a saltar al medio del asfalto con los brazos en alto y las piernas al aire
Y era tan apretado en el fondo del pecho
Y la fuerza bruta del silencio convertía la maldita agonía en el milagro de volar
Con tantos sonidos, palabras, miedos, melodías, saltos, caídas
Y un pedazo de sí mismo atascado al revés
Nunca más
O hasta mañana
Va a volar
Va a volar
Escrita por: Gustavo Amaral / Luiz Gabriel Lopes