O Suplício de Bruno
Aproximam-se os sacerdotes
A fragrância em seus turíbulos exala o sono eterno
Conduzem castiçais de prata
Ensanguentados em remoto sacrilégio
Com os pés descalços, a plebe exalta o meu martírio
Guiada pela lâmina áspera da voz de seu mestre
O silêncio ecoa
Mas eis que, súbito, ouço a mais bela voz
É o som de minha alma que coordena agora o meu corpo e raciocínio
Platônico, brado aos meus inquisidores
Ó vós que sois o impulso para a mão seca do carrasco!
Calai-vos ante meu último suspiro
Se é que ainda possuis compaixão nesse carvão que levam ao peito!
Torturam-me a caminho da pira mortal, almejando incinerar minha ira
Pobres criaturas, pois sois os tolos que atraiçoam o próprio ideal!
Vós reverenciais cruzes a quem um dia ousaram condenar!
Certa vez, um homem ensinou-vos a revolução interior
Ensinou-vos a praticar o amor e a misericórdia
Tudo o que conseguiu de vós foi a idolatria!
Atraiçoado, atirou-se ao Calvário por vossa tolice
E agora vós erigis os punhos para atear-me fogo?
Eis que com orgulho entrego-me a vosso sacro julgamento
Mas não esqueceis! Vós carbonizais minha carne
Contudo libertais meu espírito à plenitude cósmica!
El Suplicio de Bruno
Se acercan los sacerdotes
La fragancia en sus incensarios exhala el sueño eterno
Portan candelabros de plata
Ensangrentados en remoto sacrilegio
Con los pies descalzos, la plebe exalta mi martirio
Guiada por la áspera hoja de la voz de su maestro
El silencio resuena
Pero de repente, escucho la voz más hermosa
Es el sonido de mi alma que ahora coordina mi cuerpo y pensamiento
Platónico, clamo a mis inquisidores
¡Oh vosotros que sois el impulso para la mano seca del verdugo!
Callaos ante mi último suspiro
¡Si es que aún poseéis compasión en ese carbón que lleváis en el pecho!
Me torturan en camino a la pira mortal, deseando incinerar mi ira
¡Pobres criaturas, pues sois los tontos que traicionan su propio ideal!
¡Vosotros reverenciáis cruces a quienes un día osasteis condenar!
Una vez, un hombre os enseñó la revolución interior
Os enseñó a practicar el amor y la misericordia
¡Todo lo que logró de vosotros fue la idolatría!
Traicionado, se arrojó al Calvario por vuestra necedad
¿Y ahora alzáis los puños para prenderme fuego?
He aquí que con orgullo me entrego a vuestro sagrado juicio
¡Pero no olvidéis! Vosotros carbonizáis mi carne
¡Pero liberáis mi espíritu a la plenitud cósmica!
Escrita por: Sidney Paulino