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El Año Santo

Marcelo Scallioni

Anônimo Santo

São quatro da manhã, e o homem já está de pé
Não se alimenta, basta somente sua fé
Em seus santos e Deus, e assim faz a cruz, reza
Não se importa com a fome que teima em gritar
Na sua porta

Era uma criança, e já estava só
Os seus pais venderam o filho indesejado
Filho único

Mesmo assim ele sorria, via nas paisagens um caminho torto pra chegar no céu
Era incrível
Nunca se importou com a dor do abandono, sempre desprezado, este era o seu papel
Impossível
Ele cria que criava um caminho, uma escolha
E assim foi vivendo, crescendo
Ele se tornou o homem que cria que era feliz

Já passou o tempo, o homem já velho, enfermo, só
Pega o seu chapéu e a enxada, e vai
Plantar alguns pés de esperança
Em corações já cansados da luta, da vida fajuta
Ele queria ser feliz
E muitos sempre o odiaram, sempre o negaram
Batiam no seu rosto
Resposta era sempre sorriso, vezes com sangue nos lábios
Ele se erguia e dizia: Obrigado por me ouvir

Um dia o seu corpo, imóvel, não respondia
Tudo era turvo e torto
Sentiu-se com frio, cansado, e feliz uma última vez
Não teve medo ao ver o Mestre que disse assim
Vim buscá-lo

E assim ele sorria, via nas paisagens um caminho torto pra chegar no céu
Era incrível
Nunca se importou com a dor do abandono, sempre desprezado, este era o seu papel
Impossível
Ele cria que criava um caminho, uma escolha
E assim foi ao fim
A história de um santo homem que esteve
Entre nós

El Año Santo

Son las cuatro de la mañana, y el hombre está despierto
No se alimenta, sólo basta con su fe
En sus santos y en Dios, y también la cruz, oren
No te importa lo hambriento que sigas gritando
En su puerta

Yo era un niño, y ya estaba solo
Tus padres vendieron al niño no deseado
Hijo único

Sin embargo, sonrió, vio en los paisajes un camino torcido para llegar al cielo
Fue increíble
Nunca le importó el dolor del abandono, siempre despreciado, ese era su papel
Eso es imposible
Él creó que creó un camino, una elección
Y así fue viviendo, creciendo
Se convirtió en el hombre que creía que era feliz

El tiempo ha pasado, el viejo, enfermo, solo
Toma tu sombrero y tu azada, y vete
Plantar unos pies de esperanza
En los corazones ya cansados de la lucha, de la vida falsa
Quería ser feliz
Y muchos siempre le han odiado, siempre le han negado
Te golpearon en la cara
La respuesta era siempre sonrisa, tiempos con sangre en sus labios
Se levantaba y decía: «Gracias por escucharme

Un día su cuerpo, inmóvil, no respondió
Todo estaba nublado y torcido
Se sintió frío, cansado y feliz por última vez
No tenía miedo de ver al Maestro que lo dijo
Vine a recogerte

Y así sonrió, vio en los paisajes un camino torcido para llegar al cielo
Fue increíble
Nunca le importó el dolor del abandono, siempre despreciado, ese era su papel
Eso es imposible
Él creó que creó un camino, una elección
Y así llegó a su fin
La historia de un hombre santo que fue
Entre nosotros

Escrita por: Marcelo Scallioni