A Küldetés
A város felett lebegett, majd egy toronyra szállt,
meghajlott háttal, barázdált arccal,
ősz hajú angyal.
Már sejti rég, hogy céltalan,
ami célja még van, reménytelen,
mert az ember ilyen: embertelen...
Mégis, maga sem tudja, hogy mért, eljött valamiért
Mint éles kés, a szenvedés, hosszú ráncokat vés,
arcán a felhő, fájdalom-fákból végtelen erdő.
Bánat és bűn, láthatta: ezeréves társak,
hiába minden,
újjászületnek, feltámadnak.
Mégis, maga sem tudta, hogy mért, eljött valamiért.
Dolgok, 'mit néha senki sem ért, de tesszük valamiért.
Chorus:
Küldetés, könnyeinkből élő ezüst eső,
szavainkból ébredő erő.
Küldetés, sóhajtásunk sodró tavaszi szél,
arra bíztat: aki meg nem áll, mindent elér...
Itt volt egy angyal, már messze jár,
nem történt semmi,
ez volt a dolga, és ő már tudta: ez volt a végső, utolsó útja... a búcsúja
Chorus
La Misión
Sobre la ciudad flotaba, luego se posó en una torre,
con la espalda arqueada, el rostro surcado,
un ángel de cabello plateado.
Ya sospecha desde hace tiempo que está sin rumbo,
lo que aún busca es desesperanzador,
pues así es el ser humano: inhumano...
Aun así, ni siquiera él sabe por qué vino, por algo vino
Como un cuchillo afilado, el sufrimiento, talla arrugas profundas,
en su rostro la vejez, un bosque infinito de dolor.
Tristeza y pecado, pudo ver: compañeros de mil años,
sin embargo, todo es en vano,
renacen, resucitan.
Aun así, ni siquiera él sabía por qué vino, por algo vino.
Cosas que a veces nadie entiende, pero las hacemos por algo.
Coro:
Misión, del brillo de nuestras lágrimas vive la plata,
del poder que despierta de nuestras palabras.
Misión, el susurro de nuestro aliento como el viento primaveral,
nos insta: quien no se detiene, logrará todo...
Aquí estaba un ángel, ahora está lejos,
no pasó nada,
esto era su deber, y él ya sabía: este era el final, su último camino... su despedida
Coro