Uncast Shadow Of A Southern Myth
I'd seen the bloodlands of Antietam
The shotgun shack in Tupelo
But a brick circumference left hollow by Sherman
Crumbling before me how it moaned
His shape swallows my recollection
That phantom silhouette implied
Strange fruit rotting from an airborne and hotter than hell
Is this the king's last man I've spied?
I stood there beside my companion
Scratching a rumor he had heard
Do you have a gun?
What? He said, yeah, you mean this one?
Straight down the barrel was his word
And I smelt the fumes he inhaled swiftly
Each word was hinged upon his choke
Like kudzu creeping up a state tree discretely
Forever bending as it broke
And I heard the jangling keys of Graceland
Ring from his teeth stained brown from coke
Drunk and stumbling like a man of distinction
They clamored shaking as he spoke
Of droves of pilgrims at his doorway
Of Reagan, Carter, Clinton, Gore
Fortunes offered them, refused routinely
This ain't no damn auction house he swore
Black male standing around 6 foot something
Ebbs through the waves of small town blight
A minute coldly from southern affection
Collides secretly into night
Forgive those who trespass against us
Began as the dead intruders plea
Into the very muzzle I'd once peered into
He gives the last words he will speak
But that broken glass supports forced entry
Reminds his lawyer through the phone
What southern judge do you know, comforting gently
Who jails white men who defend their home
No souls were present for the moment
His bombed out brick walls finally fell
Lying face down in the throes of atonement
Checked out of the Heartbreak Hotel
He was the uncast shadow of a southern myth
La sombra no lanzada de un mito sureño
Vi las tierras ensangrentadas de Antietam
La choza de escopeta en Tupelo
Pero una circunferencia de ladrillos dejada hueca por Sherman
Derrumbándose ante mí, cómo gemía
Su figura engulle mi recuerdo
Esa silueta fantasmal insinuada
Fruta extraña pudriéndose desde el aire y más caliente que el infierno
¿Es este el último hombre del rey que he visto?
Estaba allí junto a mi compañero
Rascando un rumor que había escuchado
¿Tienes un arma?
¿Qué? Dijo, sí, ¿te refieres a esta?
Directo al cañón fue su palabra
Y olí los humos que inhaló rápidamente
Cada palabra estaba condicionada por su tos
Como el kudzu trepando discretamente por un árbol estatal
Siempre doblando mientras se rompía
Y escuché las llaves tintineantes de Graceland
Sonar desde sus dientes manchados de marrón por la cocaína
Borracho y tambaleante como un hombre distinguido
Chocaron temblando mientras hablaba
De multitudes de peregrinos en su puerta
De Reagan, Carter, Clinton, Gore
Fortunas ofrecidas, rechazadas rutinariamente
Esto no es una maldita casa de subastas, juró
Hombre negro de unos 6 pies de altura
Se desliza a través de las olas de la decadencia de un pequeño pueblo
Un momento fríamente desde el afecto sureño
Colisiona secretamente en la noche
Perdona a quienes nos ofenden
Comenzó como la súplica de los intrusos muertos
En el mismo cañón en el que una vez miré
Él da las últimas palabras que dirá
Pero ese vidrio roto apoya la entrada forzada
Recuerda a su abogado a través del teléfono
¿Qué juez sureño conoces, reconfortando gentilmente
Que encarcela a hombres blancos que defienden su hogar?
No había almas presentes en el momento
Sus paredes de ladrillo bombardeadas finalmente cayeron
Tumbado boca abajo en los estertores de la expiación
Salió del Hotel Heartbreak
Él era la sombra no lanzada de un mito sureño