395px

La Muerte del Caminante

Rui Carlos Ávila

A Morte do Andarilho

Chegou um dia na estância
Um índio já bem tordilho
Pelo visto um andarilho
Desses viventes sem norte
Um deserdado da sorte
Que vive nos corredores
Sem sonhos e nem amores
Negaciando a própria morte

Pediu somente pousada
Um poncho velho, um pelego
Pra uma noite de sossego
Antes de voltar a estrada
Não conversou com a peonada
Não quis mate nem comida
Nada falou da sua vida
Também não perguntou nada

O primeiro madrugador
Que botou os ossos de ponta
De vereda se deu conta
Que faltava um no galpão
Só ficara sobre o chão
As tralhas onde dormiu
Muito cedo ele partiu
Como se fosse um fujão

Mais tarde o patrão nervoso
Perguntava pra peonada
Por uma tal faca prateada
Que há anos o acompanhava
Tinha certeza que estava
Com os arreios no galpão
E ali não tinha ladrão
Disso o velho se orgulhava

O capataz malicioso
Foi quem armou o sarilho
Deve ter sido o andarilho
Que saiu meio fugido
O patrão já enfurecido
Na hora deu-lhe razão
E pensou que a acusação
Bem que fazia sentido

Mandou encilhar o flete
Não mateou com a peonada
Pegou o rumo da estrada
Com raiva e ódio no olhar
Nada mais do que esperar
Restava pra os que ficaram
Alguns mais crentes rezaram
Pro infeliz escapar

Se soube tempos depois
Que o patrão naquele dia
Com toques de covardia
Matara o pobre coitado
Depois havia enterrado
Numa simples cova rasa
Que ao voltar pra casa
A faca tinha encontrado

O que está feito, está feito
Não conserto ou remendo
A estância toda foi vendo
A cura de uma ferida
Toda a peonada na lida
Foi varrendo da memória
A crueldade da história
Que por fim foi esquecida

Era um final de domingo
Dez anos tinham passado
Passou na cancela um pingo
Num trote bem compassado
Num basto vinha plantado
Um moço desconhecido
Barba e cabelo comprido
Mas por demais bem pilchado

Deu buenas pra peonada
Já apeando do cavalo
E num entono de galo
Já enveredou pro galpão
Mandou chamar o patrão
Com jeito de quem governa
E logo o peão bateu perna
Sem fazer embromação

Num passo meio cansado
Chegou enfim o patrão
E quando entrou no galpão
Sentiu o sangue gelar
Ficou na frente de um olhar
Que era um prenúncio de morte
Não chegou a ver o corte
Nem a garganta sangrar

Levaram o corpo pra casa
Tentando em vão socorrer
E aí não puderam ver
Quando o moçito montou
E levemente esporeou
Convidando seu cavalo
No mesmo entono de galo
Que tinha quando chegou

Foram anos de procura
Sem saber notícia
Até o chefe da polícia
Desistiu porque cansou
Mas segundo se apurou
O tal moçito era filho
Daquele velho andarilho
Que um dia o patrão matou

La Muerte del Caminante

Llegó un día a la estancia
Un indio ya muy desgastado
Por lo visto un caminante
De esos seres sin rumbo
Un desheredado de la suerte
Que vive en los pasillos
Sin sueños ni amores
Negociando su propia muerte

Solo pidió alojamiento
Un poncho viejo, una manta
Para una noche de descanso
Antes de volver al camino
No habló con los peones
No quiso mate ni comida
No mencionó su vida
Tampoco preguntó nada

El primer madrugador
Que se levantó temprano
Se dio cuenta de inmediato
Que faltaba uno en el galpón
Solo quedaban en el suelo
Las cosas donde durmió
Muy temprano se fue
Como si fuera un fugitivo

Más tarde el patrón nervioso
Preguntaba a los peones
Por un cuchillo plateado
Que lo había acompañado por años
Estaba seguro de que estaba
Con los arreos en el galpón
Y no había ladrón
De eso el viejo se enorgullecía

El capataz malicioso
Fue quien armó el alboroto
Debió haber sido el caminante
Que salió medio huyendo
El patrón ya enfurecido
Enseguida le dio la razón
Y pensó que la acusación
Tenía sentido

Mandó ensillar el caballo
No compartió mate con los peones
Tomó el rumbo del camino
Con rabia y odio en la mirada
Nada más que esperar
Quedaba para los que se quedaron
Algunos rezaron con fe
Para que el desdichado escapara

Se supo tiempo después
Que el patrón ese día
Con toques de cobardía
Mató al pobre desdichado
Luego lo enterró
En una simple fosa poco profunda
Que al regresar a casa
Encontró el cuchillo

Lo que está hecho, está hecho
No hay arreglo ni remiendo
Toda la estancia fue testigo
De la cura de una herida
Todos los peones en el trabajo
Fueron borrando de la memoria
La crueldad de la historia
Que al final fue olvidada

Era un domingo al atardecer
Habían pasado diez años
Pasó por la cancela un caballo
En un trote pausado
En la montura llevaba
Un joven desconocido
Barba y cabello largo
Pero muy bien vestido

Saludó a los peones
Ya bajando del caballo
Y con un tono de gallo
Se dirigió al galpón
Mandó llamar al patrón
Con actitud de quien gobierna
Y pronto el peón se apresuró
Sin rodeos

Con paso algo cansado
Finalmente llegó el patrón
Y al entrar al galpón
Sintió la sangre helarse
Se quedó frente a una mirada
Que era un presagio de muerte
No alcanzó a ver el corte
Ni la sangre en la garganta

Llevaron el cuerpo a la casa
Intentando en vano socorrer
Y ahí no pudieron ver
Cuando el joven montó
Y le dio un ligero espuelazo
Invitando a su caballo
Con el mismo tono de gallo
Con el que llegó

Fueron años de búsqueda
Sin tener noticias
Hasta que el jefe de policía
Desistió porque se cansó
Pero según se supo
Ese joven era hijo
De aquel viejo caminante
Que un día el patrón mató

Escrita por: Gargione Ávila / Rui Carlos Ávila