Das Verlorene Kind
Zart schimmert Morgenröte auf seinen Wangen.
Wiedererlebend, Froyas kraftvolles Herz zu spüren,
An Ihrem Busen soll keine Seele bangen.
Schöpfender Odem überbracht durch den Frühlingswind,
Liebende sich stumm im Tausendknospenmer verführen,
Verschenkt den Traum an das erwachende Kind.
Mächtig winden sich die wärmenden Strahlen der Mittagssonne,
Durch Abels reifende Knochen geschwind.
Einlullend, Liebende suhlen sich in ekstatischer Wonne.
Nur der Blinde kann über die Mauer des Gartens spähen,
Unfaßbar, spielend ihre Zeti verrinnt.
Folgend einer dunklen Vorahnung schwimmt
Ohnmächtig der überreifen Herbstfrucht zu widerstehen
Im dem Strom des Lebens zur Dämmerung und wird vergehen
Das verlorene Kind, durch Erkenntnis dem Tode geweiht.
Sein eisiges Grab, wo einstmals Feen sangen,
Keine Hoffnung kann es ins Licht führen,
Errichtet sich selbst das erwachende Kind.
Verzweifelt in der Nacht Wahrheit zu erlangen,
Ein steinernes Herz kann man nicht rühren.
Deshalb im Tode nur ich Frieden find !
Flehend um kalte Küsse, die ihm den Atem rauben,
Düstere Begierde, Trost bei den Ahnen zu finden.
Doch wenn alles vergeht, so auch seine Sünden,
Und wenn alles verbrennt, so niemals sein Glauben.
Fortan will es Medusas Wahrheit ertragen,
Weil die Liebe ihm ihr Schutzschild lieh,
Tausend Wunden, jedoch verzweifelt es nie,
Dank der Gabe, mit den Augen eines blinden Kindes zu fragen.
El Niño Perdido
Suavemente brilla el amanecer en sus mejillas.
Reviviendo, sentir el poderoso corazón de Freya,
En su pecho ninguna alma debería temer.
Aliento creador traído por el viento de primavera,
Amantes seduciéndose en silencio en el mar de mil brotes,
Regalando el sueño al niño que despierta.
Poderosamente se enroscan los cálidos rayos del sol del mediodía,
A través de los huesos maduros de Abel rápidamente.
Arrullándose, los amantes se regodean en éxtasis.
Solo el ciego puede espiar sobre el muro del jardín,
Incomprensible, jugando sus horas se desvanecen.
Siguiendo una oscura premonición,
Impotente para resistir a la fruta otoñal demasiado madura,
En el flujo de la vida hacia el crepúsculo y desaparecerá
El niño perdido, condenado a la muerte por el conocimiento.
Su tumba helada, donde alguna vez cantaron las hadas,
Ninguna esperanza puede llevarlo a la luz,
El niño que despierta se erige a sí mismo.
Desesperado por encontrar la verdad en la noche,
Un corazón de piedra no se puede conmover.
¡Por eso solo encuentro paz en la muerte!
Suplicando por besos fríos que le roben el aliento,
Oscura lujuria, buscando consuelo entre los ancestros.
Pero si todo desaparece, también lo harán sus pecados,
Y si todo arde, nunca su fe.
De ahora en adelante, soportará la verdad de Medusa,
Porque el amor le prestó su escudo protector,
Mil heridas, pero nunca desespera,
Gracias al don de preguntar con los ojos de un niño ciego.