Na Ponta dos Dedos

Repentinamente a dor me pealou
Me molestou os olhos
Apressadamente o violão se amigou
Foi me pedindo colo.

Cantador de vida brejeira,
Não canta besteira, nem charla em vão
Manuseia os apegos da fala
E espera volteada, alçar de função

Cautelosamente o mal me embretou
Me desalmando o chasque
Tinha umedecido as leguas do grão
Lavando a cor do mate.

Cancioneiro de prosa caseira
Não culpa as ovelhas dos males que tem
Faz seus versos rodeados de amigos
E educa os ouvidos no canto de alguém

Ai, violão veiaco
Eu quase me mato te amando, parceiro
Faz de conta que nesta milonga
A vida se alonga na ponta dos dedos

Prazeirosamente o tempo amansou
Foi me sovando as botas
Veio me tenteando o lenço e o chapéu
E uns troço que se gosta

Quisera, ter podido
Dormir a cavalo e fazer-me esquecer
Silencioso com a minha silhueta
Rondando as fronteiras do meu bem querer

Al alcance de su mano

De repente, el dolor me sentí
Abusaste mis ojos
Apresuradamente la guitarra consiguió amigos
Me estaba pidiendo un regazo

Rompe la vida cantante
No canta tonterías, no charla en vano
Manejar los archivos adjuntos del habla
Y esperar y girar, función de elevación

Con cautela el mal me agarró
Dissouming mí el chasque
Huí humedecido las leguas del grano
Lavar el color del mate

Libro de canciones de prosa hecho en casa
No culpes a las ovejas por los males que tiene
Hace sus versos rodeados de amigos
Y educa sus oídos en la esquina de alguien

Ay, guitarra veiac
Casi me mato amándote, compañero
Sólo finge que en esta milonga
La vida se extiende al alcance de tu mano

Agradablemente el tiempo se ha suavizado
Me pateaba las botas
Vino a probarme por la bufanda y el sombrero
Y algunas cosas que te gustan

Ojalá pudiera haberlo hecho
Duerme a caballo y hacerme olvidar
Silencioso con mi silueta
Alrededor de los límites de mi buena voluntad

Composição: MAURO MORAES