The Hangman And The Papist
The village square stands quiet with the curfew still in force
The streets are even clear of dogs and whores
Like some evil bird of prey the scaffold spreads its wings
The people build their fires and bolt their doors
The mayor is giving dinner to the officers and wives
His eldest son is learning how to fawn
The barrack block is hushed and tense, the soldiers drawing lots
Who will be the hangman in the dawn
The lot falls on a young man who has served for but a year
His home is in the village close nearby
He shivers at the thought of what he's forced to do next day
He wonders who it is that has to die
The full Moon casts a cold light on the gloomy prison walls
The papist walk his cell, he cannot sleep
He hears the waiting gallows creaking just beyond the door
He prays for he has no more tears to weep
The day begins to break, the muffled drums begin to sound
A crowd begins to gather in the square
The presence of the hangman in his terrifying mask
Weighs heavy on the minds of all those there
The colonel reads the sentence which the papist knows by heart
He has failed to show allegiance to the King
His crime is thus with God himself, in His name he must hang
The papist, head held high, says not a thing
The jailer binds his hands and puts the blindfold to his eyes
He leads him through the door before the crowd
The hangman sees his victim and the blood drains from his face
He sees his younger brother standing proud
The hangman tries to protest but is ordered to proceed
His trembling hands begin to take the strain
His eyes are blind with streaming tears, he cries for all to hear
Forgive me God, we hang him in they name
El Verdugo y El Católico
La plaza del pueblo está en silencio con el toque de queda aún en vigor
La calles están despejadas incluso de perros y fulanas
Como un ave de presa el cadalso despliega sus alas
La gente enciende sus hogueras y atranca sus puertas
El alcalde da de cenar a los oficiales y a sus mujeres
Su primogénito aprende a adular
El cuartel está silencioso y tenso, los soldados se echan a suertes
Quién será el verdugo al amanecer
La suerte elige a un joven con apenas un año de servicio
Su hogar está en el pueblo, muy cerca
Se estremece pensando en lo que tendrá que hacer la mañana siguiente
Se pregunta quién es el que ha de morir
La Luna llena lanza una luz fría sobre las sombrías paredes de la prisión
El católico camina en su celda, no puede dormir
Puede oír la horca crujir al otro lado de la puerta
Y ora, pues no le quedan lágrimas por derramar
El día empieza a rayar, los tambores empiezan a sonar
Una muchedumbre se empieza a formar en la plaza
La presencia del verdugo, con su aterradora máscara
Pesa en la mente de todos los presentes
El coronel lee las palabras que el católico se sabe de memoria
No ha mostrado fidelidad al rey
Y por tanto su crimen es contra Dios mismo, en Su nombre debe ser ahorcado
El católico, con la cabeza alta, no pronuncia palabra
El carcelero ata sus manos y venda sus ojos
Le guía a través de la puerta, frente a la multitud
El verdugo ve a su víctima y la cara le palidece
Ve a su hermano menor erguido y orgulloso
El verdugo intenta protestar pero es obligado a proceder
Sus manos temblorosas agarran la leva
Sus ojos están cegados por un torrente de lágrimas, grita para que todos le oigan
¡Perdóname, Dios, lo estamos ahorcando en tu nombre!