Epitaph

Epitafio

El aislamiento congela mi vida, el frío agarra mi corazón
Atrapado dentro de un mundo, un mundo aparte.
Desolado, estoy yo, una tempestad rugiendo en silencio.
Perdido un alma estéril a la deriva en el mar.

Estado catatónico, afila el filo deprimente de la vida
El clamor me acerca al borde.
Mientras contemplo este mundo ardiendo, maldigo esta vida.
Una vida a través de la cual soy arrojado.

Mentiras, mentiras por aquí y por allá
Violencia sin verdad, engaño llorado por los sabios.
Miles de voces ahogando la suya propia.
En una población torrente de mentiras tras mentiras.
Convertido en piedra.

Tan intensa es la dolor que ha arrastrado
Desde el cadáver sangrante del placer,
Que alimenta al gusano que se retuerce
Dentro de mi cerebro.
En lo profundo de la noche se agita de nuevo
En el corazón del durmiente,
Desde el amanecer me despierto para maldecir
La salida del sol.
Cada vida se construye en la esperanza
Ahora mis sueños han pasado seguramente.
Voces internas persiguen mis días contados
La oscuridad me llama con sus risas.

Entre la vida y la muerte la inercia
Llena mi alma.
Sin voluntad de ser ni orgullo de importar
Segador, cobra tu tributo.

Extraños lanzan una mirada amenazante mientras
Desafío la existencia.
Destruyo su mundo de ensueño, no tengo
Miedo de morir.

El pájaro del presagio surca la tierra desértica hacia el castillo
De la ociosidad, allí yace la sombra de un hombre.
Ve las flores de colores y las torres de mármol
Que se desvanecen a marrón.
Como lo desconocido inscrito en piedra
Él está abandonado, abandonado carne y huesos.
Está perdido en el silencio, tragado por la inmensidad
Ahogado en las profundidades de un pasado sin sentido.