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Hoje É Um Bom Dia Para Se Morrer...
Apparicio Silva Rillo
Hoje É Um Bom Dia Para Se Morrer...
Hoje é um dia bom pra se morrer...
Pensou repentinamente, sentindo a alma nos olhos...
Assuntou consigo mesmo na paz da varanda antiga...
Segredou com o silêncio que lhe fazia costado.
Hoje é um dia bom pra se morrer...
Ruminou quieto ao balanço da cadeira
Que lembrava o trote de um cavalo manso
Recorrendo o céu dalguma sesmaria.
Levantou, mirou o dia,
Que contava histórias de um tempo velho
No murmulhar da sanga, no bailar dos pássaros,
No beijar do vento sobre as casuarinas...
Matizou de sol as pálidas retinas
E assistiu a paz lhe comover.
Hoje é um dia bom pra se morrer...
Virou-se para a porta da morada,
Buscando o vulto da mulher amada
Que nem a morte lhe fez esquecer.
Mirou os frutos de uma vida bem passada...
Os retratos de família sobre a estante
E o sorriso da flor tão adorada
Que aos poucos inundou o seu semblante.
Estava ali a estância bem cuidada...
A tropilha de mouros na mangueira,
Mil cabeças de boi nas invernadas,
E um suspiro, lembrando a vez primeira
Que um filho chorou de madrugada.
A filha, moça, preparando o mate,
O filho, homem, sua cara e jeito...
Um sentimento de missão cumprida
Coroando uma vida em arremate.
Eram os sonhos, sim, eternizados
Junto à saudade de quem já partiu...
Deixando amor e uma cruz plantada
Feito dois braços acenando ao rio.
Hoje é um dia bom pra se morrer...
Fechou os olhos, num suspiro doce...
Já tem os filhos criados,
Não deve nada a ninguém...
E já provou, pela vida,
De tudo que a vida tem.
O cachorro, companheiro, de confiança,
Chega quieto e lambe a sua mão...
A alma singra mares de distância
Além do sol que incendeia a imensidão.
Sente as plumas dos anjos, revoando,
E uma canção divina ressoando
Na calmaria do seu coração.
Hoje é um dia bom pra se morrer...
Abriu então os olhos mansamente
E mirou, logo à sua frente,
Uma luz, que fez sua alma florescer...
Hoje é um dia bom pra se morrer,
Mas não é o dia ideal...
E saiu, puxando o neto num petiçote maceta...
Viver é bom, afinal!!!
Hoy es un buen día para morir...
Hoy es un buen día para morir...
Pensó repentinamente, sintiendo el alma en los ojos...
Dialogó consigo mismo en la paz del antiguo balcón...
Susurró con el silencio que lo acompañaba.
Hoy es un buen día para morir...
Rumió en silencio en el balanceo de la silla
Que recordaba el trote de un caballo manso
Recorriendo el cielo de alguna estancia.
Se levantó, contempló el día,
Que contaba historias de un tiempo antiguo
En el murmullo del arroyo, en el baile de los pájaros,
En el beso del viento sobre los casuarinas...
Tintó de sol las pálidas retinas
Y sintió la paz conmoverlo.
Hoy es un buen día para morir...
Se volvió hacia la puerta de la casa,
Buscando la figura de la mujer amada
Que ni la muerte logró borrar de su memoria.
Contempló los frutos de una vida bien vivida...
Los retratos de familia sobre la repisa
Y la sonrisa de la flor tan querida
Que poco a poco inundó su rostro.
Allí estaba la estancia bien cuidada...
La tropilla de caballos en el corral,
Mil cabezas de ganado en los potreros,
Y un suspiro, recordando la primera vez
Que un hijo lloró en la madrugada.
La hija, joven, preparando el mate,
El hijo, hombre, con su cara y su estilo...
Un sentimiento de misión cumplida
Coronando una vida en su final.
Eran los sueños, sí, eternizados
Junto al recuerdo de los que ya se fueron...
Dejando amor y una cruz plantada
Como dos brazos saludando al río.
Hoy es un buen día para morir...
Cerró los ojos, en un dulce suspiro...
Ya tiene los hijos criados,
No le debe nada a nadie...
Y ya ha probado, a través de la vida,
Todo lo que la vida le ofreció.
El perro, compañero de confianza,
Llega silencioso y lame su mano...
El alma surca mares de distancia
Más allá del sol que enciende la inmensidad.
Siente las plumas de los ángeles revoloteando,
Y una canción divina resonando
En la calma de su corazón.
Hoy es un buen día para morir...
Entonces abrió los ojos suavemente
Y vio, justo frente a él,
Una luz que hizo florecer su alma...
Hoy es un buen día para morir,
Pero no es el día ideal...
Y salió, llevando de la mano a su nieto juguetón...
¡Al fin y al cabo, vivir es bueno!
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