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Coplas Del Payador Perseguido

Atahualpa Yupanqui

LetraSignificado

    Con permiso via a dentrar
    Aunque no soy convidao,
    Pero en mi pago, un asao
    No es de naides y es de todos.
    Yo via cantar a mi modo
    Después que haiga churrasquiao.

    No tengo dios pa pedir
    Cuartiada en esta ocasión,
    Ni puedo pedir perdón
    Si entuavía no hei faltao;
    Veré cuando haiga acabao,
    Pero ésa es otra cuestión.

    Yo sé que muchos dirán
    Que peco de atrevimiento
    Si largo mi pensamiento
    Pal rumbo que ya elegí,
    Pero siempre he sido ansi:
    Galopiador contra el viento.

    Eso lo llevo en la sangre
    Dende mi tatarabuelo.
    Gente de pata en el suelo
    Fueron mis antepasaos;
    Criollos de cuatro provincias
    Y con indios misturaos.

    Mi agüelo fue carretero,
    Mi tata fue domador;
    Nunca se buscó dotor
    Pues se curaban con yuyos,
    O escuchando los murmullos
    De un estilo de mi flor.

    Como buen rancho paisano
    Nunca faltó una encordada,
    De ésas que parecen nada
    Pero que son sonadoras.
    Según el canto y la hora
    Quedaba el alma sobada.

    Mi tata era sabedor
    Por lo mucho que ha rodao.
    Y después que había cantao
    Destemplaba cuarta y prima,
    Y le echaba un poncho encima
    "pa que no hable demasiado..."

    La sangre tiene razones
    Que hacen engordar las venas.
    Pena sobre pena y pena
    Hacen que uno pegue el grito.
    La arena es un puñadito
    Pero hay montañas de arena

    No sé si mi canto es lindo
    O si saldrá medio triste;
    Nunca fui zorzal, ni existe
    Plumaje más ordinario.
    Yo soy pájaro corsario
    Que no conoce el alpiste.

    Vuelo porque no me arrastro,
    Que el arrastrarse es la ruina;
    Anido en árbol de espinas
    Lo mesmo que en cordilleras
    Sin escuchar las zonzeras
    Del que vuela a lo gallina.

    No me arrimo así nomás
    A los jardines floridos.
    Sin querer vivo alvertido
    Pa' no pisar el palito.
    Hay pájaros que solitos
    Se entrampan por presumidos.

    Aunque mucho he padecido
    No me engrilla la prudencia.
    Es una falsa experencia
    Vivir temblándole a todo.
    Cada cual tiene su modo;
    La rebelión es mi cencia.

    Pobre nací y pobre vivo
    Por eso soy delicao.
    Estoy con los de mi lao
    Cinchando tuitos parejos
    Pa' hacer nuevo lo que es viejo
    Y verlo al mundo cambiao.

    Yo soy de los del montón,
    No soy flor de invernadero.
    Soy como el trébol pampero,
    Crezco sin hacer barullo,
    Me apreto contra los yuyos
    Y así lo aguanto al pampero.

    Acostumbrao a las sierras
    Yo nunca me sé marear,
    Y si me siento alabar
    Me voy yendo despacito.
    Pero aquel que es compadrito
    Paga pa' hacerse nombrar.

    Si alguien me dice señor,
    Agradezco el homenaje;
    Mas soy gaucho entre gauchaje
    Y soy nada entre los sabios.
    Y son pa' mi los agravios
    Que le hagan al paisanaje.

    La vanidá es yuyo malo
    Que envenena toda huerta.
    Es preciso estar alerta
    Manejando el azadón,
    Pero no falta el varón
    Que la riega hasta en su puerta.

    El trabajo es cosa buena,
    Es lo mejor de la vida;
    Pero la vida es perdida
    Trabajando en campo ajeno.
    Unos trabajan de trueno
    Y es pa' otros la llovida.

    Trabajé en una cantera
    De piedritas de afilar.
    Cuarenta sabían pagar
    Por cada piedra pulida,
    Y era a seis pesos vendida
    En eso del negociar.

    Apenas el sol salía
    Ya estaba a los martillazos,
    Y entre dos a los abrazos
    Con los tamaños piegrones,
    Y por esos moldejones
    Las manos hechas pedazos.

    Otra vez fui panadero
    Y hachero en un quebrachal;
    He cargao bloques de sal
    Y también he pelao cañas,
    Y un puñado de otras hazañas
    Pa' mi bien o pa' mi mal.

    Buscando de desasnarme
    Fui pinche de escribanía;
    La letra chiquita hacía
    Pa' no malgastar sellao,
    Y era también apretao
    El sueldo que recibía.

    Cansao de tantas miserias
    Me largué pal tucumán.
    Lapacho, aliso, arrayán,
    Y hacha con los algarrobos.
    ¡por dos cincuenta! Era robo
    Pa' que uno tenga ese afán.

    Sin estar fijo en un lao
    A toda labor le hacía,
    Y ansí sucedió que un día
    Que andaba de benteveo
    Me topé con un arreo
    Que dende salta venía.

    Me picó ganas de andar
    Y lo apalabré al capataz,
    Y ansí, de golpe nomás.
    El hombre me preguntó:
    ¿tiene mula? Cómo no
    Le dije. Y hambre, de más.

    A la semana de aquello
    Repechaba cordilleras,
    Faldas, cuestas y laderas
    Siempre pal lao del poniente,
    Bebiendo agua'e virtiente
    Y aguantando las soleras.

    Tal vez otro habrá rodao
    Tanto como he rodao yo,
    Y le juro, creameló,
    Que he visto tanta pobreza,
    Que yo pensé con tristeza:
    Dios por aquí no pasó.

    Se nos despeñó una vaca
    A causa 'e la cerrazón,
    Y nos pilló la oración
    Cueriando y haciendo asao;
    Dende ese día, cuñao,
    Se me gastó mi facón.

    Me sacudí las escarchas
    Cuando bajé de los andes,
    Y anduve en estancias grandes
    Cuidando unos parejeros;
    Trompeta, tapa y sombrero,
    Pero pa' los peones, di ande.

    La peonada, al descampao,
    El patrón, en güenos aires.
    Nosotros, el cu...Ello al aire
    Con las caronas mojadas,
    Y la hacienda de invernada
    Más relumbrosa que un fraile.

    El estanciero tenía
    También sus cañaverales,
    Y en los tiempos otoñales
    Juntábamos los andrajos,
    Y noj íbamos p'abajo
    Dejando los pedregales.

    Allí nos amontonaban
    En lote con otros criollos,
    Cada cual buscaba un hoyo
    Ande quinchar su guarida,
    Y pasábamos la vida
    Rigoriaos y sin apoyo.

    Faltar, no faltaba nada:
    Vino, café y alpargatas.
    Si habré revoliao las patas
    En gatos y chacareras.
    Recién la cosa era fiera
    Al ir a cobrar las latas.

    ¡qué vida más despareja!
    Todo es ruindad y patraña;
    Pelar caña es una hazaña
    Del que nació pal rigor.
    Allí había un solo dulzor
    Y estaba adentro e'la caña.

    Era un consuelo pal pobre
    Andar jediendo a vinacho.
    Hombres grandes y muchachos
    Como malditos en vida,
    Esclavos de la bebida
    Se lo pasaban borrachos.

    ¡tristes domingos del surco
    Los que yo he visto y vivido!
    Desparramaos y dormidos
    En la arena amanecían,
    A lo mejor soñarían
    Con la muerte o el olvido...

    Riojanos y santiagüeños,
    Salteños y tucumanos,
    Con el machete en la mano
    Volteaban cañas maduras,
    Pasando sus amarguras
    Y aguantando como hermanos.

    ¡rancho techao con maloja,
    Vivienda del peleador!
    En medio de ese rigor
    No faltaba una vihuela,
    Con que el pobre se consuela
    Cantando coplas de amor.

    Yo también, que desde chango
    Unido al canto crecí,
    Más de un barato pedí
    Y pa'los piones cantaba.
    ¡lo que a ellos les pasaba
    También me pasaba a mí!

    Cuando yo aprendí a cantar
    Armaba con pocos rollos
    Y en la orilla de un arroyo
    Bajo las ramas de un sauce,
    Crecí mirando en el cauce
    Mis sueños de pobre criollo.

    Cuando sentí una alegría,
    Cuando el dolor me golpió,
    Cuando una duda mordió
    Mi corazón de paisano,
    Dende el fondo de los llanos
    Vino un canto y me curó...

    En esos tiempos pasaban
    Cosas que ya no pasan.
    Cada cual tenía un cantar
    O copla de anochecida.
    Formas de curar la herida
    Que sangra en el trajinar.

    Algunos cantaban bien.
    Otros, pobres, más o menos...
    Mas no eran cantos ajenos,
    Aunque marca no tenían.
    Y todos se entretenían
    Guitarreando hasta el desvelo.

    Por ahi se allegaba un maistro,
    De esos puebleros letraos;
    Juntaba tropa y versiaos
    Que iban después a un libraco,
    Y el hombre forraba el saco
    Con lo que otros han pensao.

    Los peones forman los versos
    Con sus antiguos dolores.
    Después vienen los señores
    Con un cuaderno en la mano,
    Copian el canto paisano
    Y presumen de escritores.

    El criollo cuida su flete,
    Su guitarra y su mujer;
    Siente que enfrenta un deber
    Cada vez que da la mano;
    Y aunque pa'todo es baquiano
    Sólo el canto ha de perder.

    ¡coplas que lo acompañaron
    En las quebradas desiertas,
    Aromas de flores muertas
    Y de patriadas vividas,
    Fueron la luz encendida
    Para sus noches despiertas!...

    Se aflije si se le pierde
    Un bozal, un maneador,
    Pero no siente furor
    Si al escucharle una trova,
    Viene un pueblero y le roba
    Su mejor canto de amor.

    De seguro, si uno piensa,
    Le halla el nudo a la madeja,
    Porque la copla más vieja,
    Como la raíz de la vida,
    Tiene el alma por guarida,
    Que es ande anidan las quejas.

    Por eso el hombre al cantar
    Con emoción verdadera,
    Echa su pena p'ajuera
    Pa que la lleven los vientos,
    Y ansí, siquiera un momento
    Se alivia su embichadera.

    No es que no ame a su trova
    Ni que desprecie su canto.
    Es como cuando un quebranto
    En la noche de los llanos
    Hace aflojar al paisano
    Y el viento le lleva el llanto.

    En asuntos del cantar,
    La vida nos va enseñando
    Que sólo se va volando
    La copla que es livianita.
    Siempre caza palomitas
    Cualquiera que anda cazando...

    Pero si el canto es protesta
    Contra la ley del patrón,
    Se arrastra de peón a peón
    En un profundo murmuyo,
    Y marcha a ras de los yuyos
    Como chasque en un malón.

    Se pueden perder mil trovas
    Ande se canten quereres,
    Versos de dichas, placeres,
    Carreras y diversiones;
    Suspiros de corazones
    Y líricos padeceres.

    Pero si la copla cuenta
    Del paisanaje la historia,
    Ande el peón vueltea la noria
    De las miserias sufridas,
    ésa, se queda prendida
    Como abrojo en la memoria!

    Lo que nos hizo dichosos
    Tal vez se pueda olvidar;
    Los años en su pasar
    Mudarán los pensamientos,
    Pero angustias y tormentos
    Son marcas que han de durar...

    Estas cosas que yo pienso
    No salen por ocurrencia.
    Para formar mi esperencia
    Yo masco antes de tragar.
    Ha sido largo el rodar
    De ande saqué la alvertencia.

    Si uno pulsa la guitarra
    Pa cantar coplas de amor,
    De potros, de domador,
    De la sierra y las estrellas,
    Dicen : ¡qué cosa más bella!
    ¡si canta que es un primor!

    Pero si uno, como fierro,
    Por ahi se larga opinando,
    El pobre se va acercando
    Con las orejas alertas,
    Y el rico vicha la puerta
    Y se aleja reculando.

    Debe trazar bien su melga
    Quien se tenga por cantor,
    Porque sólo el impostor
    Se acomoda en toda huella.
    Que elija una sola estrella
    Quien quiera ser sembrador...

    En el trance de elegir
    Que mire el hombre p'adentro,
    Ande se hacen los encuentros
    De pensares y sentires.
    Después que tire ande tire,
    Con la concencia por centro.

    Hay diferentes montones,
    Unos grandes y otros chicos.
    Si va pal montón del rico
    El pobre que piensa poco,
    Detrás de los equivocos
    Se vienen los perjudicos.

    Yo vengo de muy abajo,
    Y muy arriba no estoy.
    Al pobre mi canto doy
    Y así lo paso contento,
    Porque estoy en mi elemento
    Y ahí valgo por lo que soy.

    Si alguna vuelta he cantao
    Ante panzudos patrones,
    He picaneao las razones
    Profundas del pobrerío.
    Yo no traiciono a los míos
    Por palmas ni patacones.

    Aunque canto en todo rumbo,
    Tengo un rumbo preferido.
    Siempre canté estremecido
    Las penas del paisanaje,
    La explotación y el ultraje
    De mis hermanos queridos.

    Pa que cambiaran las cosas
    Busqué rumbo y me perdí;
    Al tiempo, cuenta me dí
    Y agarré por buen camino.
    ¡antes que nada, argentino;
    Y a mi bandera seguí...!

    Yo soy del norte y del sur,
    Del llano y del litoral,
    Y naides lo tome a mal
    Si hay mil gramos en el kilo.
    Ande quiera estoy tranquillo
    Pero ensillao, soy bagual.

    El cantor debe ser libre
    Pa desarrollar su cencia.
    Sin buscar la convenencia
    Ni alistarse con padrinos.
    De esos oscuros caminos
    Yo ya tengo la experencia.

    Yo canto, por ser antiguos,
    Cantos que ya son eternos
    Y hasta parecen modernos
    Por lo que en ellos vichamos,
    Con el canto nos tapamos
    Para entibiar los inviernos...

    Y no canto a los tiranos
    Ni por orden del patrón.
    El pillo y el trapalón
    Que se arreglen por su lado
    Con payadores comprados
    Y cantores de salón.

    Por la fuerza de mi canto
    Conozco celda y penal.
    Con fiereza sin igual
    Más de una vez fui golpiao
    Y al calabozo tirao
    Como tarro al basural.

    Se puede matar a un hombre,
    Pueden su rostro manchar,
    Su guitarra chamuscar,
    Pero el ideal de la vida,
    Esa es leñita prendida
    Que naides ha de apagar.

    Los malos se van alzando
    Todo lo que hallan por ahi;
    Como granitos de maiz
    Siembran los peores ejemplos,
    Y se viene abajo el templo
    De la decencia del pais.

    Detrás del ruido del oro
    Van los maulas como hacienda;
    No hay flojo que no se venda
    Por una sucia moneda;
    Mas siempre en mi tierra queda
    Gauchaje que la defienda.

    Cantor que cante a los pobres
    Ni muerto se ha de callar.
    Pues ande vaya a parar
    El canto de ese cristiano,
    No ha de faltar el paisano
    Que lo haga resucitar.

    El estanciero presume
    De gauchismo y arrogancia.
    El cree que es estravagancia
    Que su peón viva mejor,
    Mas no sabe ese señor
    Que por su peón tiene estancia.

    Aquel que tenga sus reales
    Hace muy bien en cuidarlos;
    Pero si quiere aumentarlos
    Que a la ley no se haga el sordo,
    Que en todo puchero gordo
    Los choclos se vuelven marlos.

    Una vuelta, sin trabajo,
    Andaba por tucumán,
    Y en una fonda, ande van
    Cantores de madrugada,
    Me acerqué pa la payada
    Que siempre ha sido mi afán.

    Aunque extrañando la monta
    Me le apilé a un instrumento.
    Y al cabo de algún momento
    Le di puerta a una baguala,
    Con una coplita rala
    De esas que llevan los vientos.

    Tal vez fuera la guitarra.
    ¡tan lindo como sonaba!
    Mi corazón remontaba
    Tristezas de los caminos
    Y lo maldije al destino
    Que tantas penas me daba.

    Un hombre se me acercó
    Y me dijo : ¿qué hace acá?
    Viaje pa la gran ciudad
    Que allí lo van a entender;
    áhi tendrá fama, placer
    Y plata pa regalar.

    ¡para qué lo habré escuchao!
    ¡si era la voz del mandinga!
    Buenos aires, ciudá gringa,
    Me tuvo muy apretao,
    Tuitos se me hacían a un lao
    Como cuerpo a la jeringa.

    Y eso que no vine pobre
    Pues traiba alpargatas nuevas;
    Las viejas pa cuando llueva
    En la alforja las metí;
    Un pantalón color gris
    Y un saco tirando a leva.

    Saltando de radio en radio
    Anduve, figuresé,
    Cuatro meses me pasé
    En partidas malogradas;
    Naide aseguraba nada,
    Y sin plata me quedé.

    Vendí mis lindas alforjas,
    Mi guitarra, ¡la vendi!
    En mi pobreza, ay de mí,
    Me hubiera gustao guardarla,
    Tanto me ha costao comprarla,
    Pero en fin, todo perdí.

    ¡vihuela, dónde andarás,
    Qué manos te están tocando!
    Noches enteras pensando
    Siquiera como consuelo,
    Que sea un canto de este suelo
    Lo que te están arrancando...!

    Cuando el máiz está en barbecho
    Luce un color brillantón;
    Las hebras, como un nailón
    Presumen con sus lindezas.
    Pero agachan la cabeza
    Si las agarra el carbón.

    Igual me pasaba a mí
    En aquellos tiempos idos;
    Joven, fuerte, presumido,
    Y cuando se acabó el queso,
    Volví en un triste regreso
    Poblada l'alma de olvidos.

    Cosas de la juventud...
    ¡malhaya, dónde andarás!
    Aura que estoy bataraz
    De tanto cambiar el pelo,
    Recuerdo aquellos desvelos
    Pero no miro p'atras.

    Me volví pal tucumán
    Nuevamente a padecer.
    Y en eso de andar y ver
    Se pasaron muchos años
    Entre penas, desengaños,
    Esperanzas y placer.

    Mas no jué tiempo perdido,
    Asegún lo ví después,
    Porque supe bien como es
    La vida de los paisanos.
    De todos me sentí hermano,
    Del derecho y del revés.

    Siempre recuerdo los tiempos
    En que guapiando pasé,
    Los cerros que atravesé
    Buscando lo que no hallaba,
    Y hasta a veces me quedaba
    Por esos campos de a pie.

    La vida me fué enseñando
    Lo que vale una guitarra;
    Por ella anduve en las farras
    Tal vez hecho un estropício,
    Y casi me agarra el vicio
    Con sus invisibles garras.

    Menos mal que llevo adentro
    Lo que la tierra me dio:
    Patria, raza o que sé yo,
    Pero que me iba salvando,
    Y así, seguí caminando
    Por los caminos de dios.

    La cosa estaba en pensar
    Que al pulsar un instrumento
    Hay que dar con sentimiento
    Toda la fuerza campera,
    Pero nadie larga afuera
    Si no tiene nada adentro.

    La guitarra es palo hueco
    Y pa' tocar algo bueno
    El hombre debe estar lleno
    De claridades internas,
    Pa' sembrar coplas eternas
    La vida es un buen terreno.

    Si el rezar brinda consuelo
    Al que consuelo precisa,
    Igual que cristiano en misa
    O matrero en medio 'el monte,
    Yo rezo en los horizontes
    Cuando la tarde agoniza.

    Queda callada la pampa
    Cuando se ausenta la luz,
    El chajá y el avestruz
    Van buscando la espesura
    Y se agranda en la llanura
    La soledad del ombú.

    Entonces, igual que un poncho,
    A uno lo envuelve la tierra,
    Desde el llano hasta la sierra
    Se va una sombra extendiendo
    Y el alma va comprendiendo
    Las cosas qu'el mundo encierra.

    Ahi está el justo momento
    De pensar en el destino,
    Si el hombre es un peregrino,
    Si busca amor o querencia
    O si cumple la sentencia
    De morir en los caminos.

    En el norte vide cosas
    Que ya nunca he de olvidar.
    Yo vide gauchos peliar
    Con facones caroneros
    O con machetes cañeros
    Que al verlos hacían temblar.

    Rara vez mata el paisano
    Porque ese instinto no tiene.
    Al duelo criollo se aviene
    Por no recular ni un tranco,
    Hace saber que no es manco
    Y en el peliar s'entretiene.

    No hay serrano sanguinario
    Ni colla conversador,
    El mas capaz domador
    Jamás cuenta sus hazañas
    Y no les tienta la caña
    Porque el tintillo es mejor.

    Cada pago se aficiona
    A una forma de peliar
    Y aquel que quiera guapear
    Antes tendrá que alvertir
    Que para poder salir
    Hay que aprender a dentrar.

    Se agarran a puñetazos
    Igual qu'en cualquier parte
    Pero es una cencia aparte
    Usar los modos del pago
    Ahi se pone fiero el trago
    Como dijo don narvarte.

    Cordobés, pa' la pedrada,
    Riojano p'al rebencazo,
    Chileno p'al caballazo,
    Salteño con daga en mano
    Y es un rey el tucumano
    Pa' peliar a cabezazos.

    Siempre el criollo ha de peliar
    De noche y medio machao;
    Es una pena cuñao
    Que a veces por una tuna
    Se nublen noches de luna
    Y cielitos estrellaos.

    Una cancion sale fácil
    Cuando uno quiere cantar,
    Cuestión de ver y pensar
    Sobre las cosas del mundo.
    Si el río es ancho y profundo
    Cruza quien sabe nadar.

    Que otros canten alegrías
    Si es que alegres han vivido,
    Que yo también he sabido
    Dormirme en esos engaños
    Pero han sido mas los años
    De porrazos recibidos.

    Nadie podrá señalarme
    Que canto por amargao,
    Si he pasao lo que he pasao
    Quiero servir de alvertencia,
    El rodar no será cencia
    Pero tampoco es pecao.

    Yo he caminao por el mundo,
    He cruzao tierras y mares
    Sin frontera que me pare
    Y en cualesquiera guarida
    Yo he cantao, ¡tierra querida!,
    Tus dichas y tus pesares.

    A veces cáiban al canto,
    Como vacaje a la aguada,
    Para escuchar mis versiadas
    Hombres de todos los vientos,
    Trenzando sus sentimientos
    Al compás de una encordada.

    Pobre de aquel que no sabe
    Del canto las hermosuras,
    La vida, la mas oscura,
    La que tiene mas quebrantos,
    Hallará siempre en el canto
    Consuelo pa' su tristura.

    Dicen que no tienen canto
    Los ríos que son profundos
    Mas yo aprendí en este mundo
    Qu'el que tiene mas hondura
    Canta mejor por ser hondo
    Y hace miel de su amargura.

    Con los tumbos del camino
    S'entran a torcer las cargas,
    Pero es ley qu'en huella larga
    Deberán acomodarse
    Y aquel que llega a olvidarse
    Las ha de pasar amargas.

    Amigos, voy a dejar,
    Está mi parte cumplida
    En la forma preferida
    De una milonga pampeana,
    Canté de manera llana
    Ciertas cosas de mi vida.

    Ahura me voy, no se adonde,
    Pa' mí todo rumbo es güeno,
    Los campos, con ser ajenos
    Los cruzo de un galopito,
    Guarida no necesito
    Yo se dormir al sereno.

    Siempre hay alguna tapera
    En la falda de una sierra
    Y mientras siga esta guerra
    De injusticias para mi,
    Yo he de pensar desde allí
    Canciones para mi tierra.

    Y aunque me quiten la vida
    O engrillen mi libertá
    Y aunque chamusquen quizá
    Mi guitarra en los fogones,
    Han de vivir mis canciones
    En l'alma de los demás.

    No me nuembren qu'es pecao
    Y no comenten mis trinos,
    Yo me voy con mi destino
    P'al lao donde el sol se pierde;
    Tal vez alguno se acuerde
    Que aquí cantó un argentino.

    fin


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