Flores y Vino

Renacimiento y Autodescubrimiento en 'Flores y Vino' de Bely Basarte

La canción 'Flores y Vino' de Bely Basarte es una oda al renacimiento personal y al autodescubrimiento. Desde el inicio, la letra nos introduce a un momento de introspección profunda, donde la protagonista observa cómo la última de sus lágrimas brilla en la oscuridad. Este detalle poético sugiere un proceso de liberación emocional, donde cada lágrima derramada es un paso hacia la sanación. La mención del atardecer, un momento de transición entre el día y la noche, simboliza el cambio y la evolución personal, indicando que ya no es la misma persona que era ayer.

El estribillo, 'Bebí de aquel río, sedienta de olvido, necesito más, y de aperitivo: Flores y vino, toda la eternidad', utiliza metáforas poderosas para describir el deseo de olvidar y sanar. El río representa una fuente de olvido y renovación, mientras que las flores y el vino son símbolos de celebración y vida. Esta combinación sugiere que el proceso de sanación no solo implica olvidar el dolor, sino también celebrar la vida y los nuevos comienzos. La eternidad mencionada aquí puede interpretarse como un deseo de que este estado de renovación y autodescubrimiento perdure para siempre.

A lo largo de la canción, Bely Basarte explora la idea de liberarse de los complejos y las expectativas ajenas. La frase 'Me gusto para mí, me gusta el mí sin ti' refleja un momento de empoderamiento y aceptación personal. La protagonista ha encontrado la fuerza para quererse a sí misma sin la necesidad de la validación externa. Este mensaje se refuerza con la repetición de 'Voy a volver, voy a querer, voy a volver a quererme', que subraya la determinación de la protagonista de amarse a sí misma y de no hacer más sacrificios por los demás. En conjunto, 'Flores y Vino' es una celebración de la resiliencia, el autodescubrimiento y el amor propio, temas que resuenan profundamente en la experiencia humana.