Papa

Papá

Papá quiero hablar contigo ahora que no hay nadie,
hablamos de hombre a hombre con tranquilidad,
tiene que haber confianza, enterramos el rencor,
somos dos seres humanos civilizados.

Y es que la comprensión y la comunicación
deben articular nuestro comportamiento,
no me mires así papá, con esa cara,
no estoy delirando ni me siento mal.

Y es que después de almorzar me he acordado
de que tenía un encargo muy importante para mí,
he cogido tu coche para no ir a pie,
sabes que no tengo carnet pero sé conducir.

He estado haciendo el fantasma, me ha perseguido la pasma,
pero he ido con mucho cuidado de no estropear nada,
sé que tienes pendientes setenta pagos
de cuarenta y cinco mil pesos al mes.

Subiendo de Gironella, en la curva de la Portella,
un autocar de la ATSA venía por mi lado,
he chocado contra la baranda, diez vueltas de campana,
y tu coche ahora es un montón de chatarra.

He destrozado el coche de mi padre
cuando se entere me romperá la cara,
has destrozado el coche de tu viejo
cuando se entere te arrancará la piel.

Iba muy tranquilo, no había bebido nada,
algunas cervezas (siete u ocho como mucho),
un coñac, una menta, un vasito de absenta,
y una botella de vino de baja graduación.

Papá me haces sufrir, ¿por qué me miras así?
¿Por qué has cogido la escopeta de cazar?
¡No me gusta nada! Papá, ¿qué pretendes?
¿Por qué afilas el cuchillo de cortar pan?