Peregrino

El Viaje Interior de un Peregrino

La canción "Peregrino" de Carlos Ares es una introspección poética sobre el viaje personal y espiritual de un individuo que busca reconciliarse consigo mismo. Desde el inicio, el protagonista se presenta como alguien que ha dejado atrás su identidad pasada, simbolizada por "el olvido y las telarañas", para emprender un camino de autodescubrimiento. La imagen de salir "semidesnudo y en sandalias" sugiere vulnerabilidad y humildad, mientras que "labrar mi propio sino" indica un deseo de tomar control sobre su destino.

A lo largo de la canción, Ares utiliza metáforas naturales para ilustrar su viaje. El "agua del más bravo río" y "la más alta montaña" representan desafíos y aspiraciones, lugares donde el peregrino busca encontrarse a sí mismo. La repetición de "yo me perdono, pero nunca olvido" refleja un proceso de aceptación personal, donde el protagonista reconoce sus errores pasados pero elige avanzar con las lecciones aprendidas. La figura del "hijo de la tierra" enfatiza una conexión profunda con el mundo natural, sugiriendo que el verdadero entendimiento de uno mismo está ligado a la naturaleza.

El tono de la canción es de reflexión y autocrítica, con el protagonista admitiendo haber sido su "único y peor enemigo". Sin embargo, también hay un sentido de liberación y paz al final del viaje, donde el deseo de "dormir tranquilo a la sombra de un olivo" simboliza la búsqueda de serenidad y equilibrio. La música, descrita como "el ruido de los estorninos", se convierte en un acompañante constante, un recordatorio de que la belleza y la armonía pueden encontrarse en lo cotidiano.