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Und Ewig Rinnt Das Blut
Dyrathor
Und Ewig Rinnt Das Blut
Und ewig rinnt das blut am horkenstein
Umspielt vom gold'nen abendschein
So liegst du da, mein horkenstein
Inmitten der begrünten flur
Du alter wächter an der ruhr
Noch eh' man schlug die hermannschlacht
Hast du gehalten schon die wacht
Sahst du auf diesen heil'gen höh'n
Die alten odinseichen steh'n
Und ewig rinnt das blut am horkenstein
So alt und doch niemals erkaltet
Gesegnet von den asen soll er sein
Auf dass sich seine macht entfaltet
Da dräute urwald dicht und wild
Doch hier war heiliges gefild
Der hain mit seiner götterschar
Und du sein tempel und altar
Und wer in schlimmen bann verfiel
Du gabst ihm freistatt und asyl
Wer dich erfasste mit der hand
Er war entsühnt von mord und brand
Doch war der gau vom feind bedroht
Und herrschte um dich kriegesnot
So scholl's von ander'n melodei'n
In feld und kluft, um dich, mein stein
Dann dröhnte kampfruf um dich wild
Und laut erklangen speer und schild
Es schwoll der opferfeuer glut
Und deine rinnen dampften blut
Zu dir zog dann das volk in hast
Der heerschild hing am eichenast
Der renner stöhnte unter'm sporn
Und schmetternd klang das gellahorn
Und ewig rinnt das blut am horkenstein
So alt und doch niemals erkaltet
Nun all unsere tapferen recken
Die torheit deiner feinde schmecken
Laut gellend in den fluten ziehen
Ein niemand kann dem sturm entfliehen
Vertrauend auf hels heil'ge kraft
Schmetternd leiber sie ins jenseits rafft
Sowie im blutroten abenddämmern die rüstungen
Der gefallenen gen horizont schimmern
Längst sank dahin was hehr und schön
Entwaldet sind die heil'gen höh'n
Durch tiwaz alten götterhang
Wühlt karst und pflug rau tag um tag
Hagalaz, ansuz, raidho, dagaz, berkana, othala, dagaz
Doch ist gesunken auch der hain
Du zeugst davon mein horkenstein
Und schaust von oben noch zu tal
Ein unvergänglich göttermal
Und ewig rinnt das blut am horkenstein
So alt und doch niemals erkaltet
So zügelt die lust die nach rache euch sinnt
Die hohen dort oben haben ihn bestimmt
Zu künden den söhnen bis in die ewigkeit
Vom sterben der völker für seinen erhalt
Letztlich war an uns'rer väter herd
Der friede wieder eingekehrt
Y Siempre Fluye la Sangre
Y siempre fluye la sangre en la piedra de Horkenstein
Rodeada por el resplandor dorado del atardecer
Así yaces ahí, mi piedra de Horkenstein
En medio del campo verde
Viejo guardián en el Ruhr
Antes de la batalla de Hermann fue librada
Ya habías estado en vigilia
Viste en estas sagradas colinas
Los antiguos símbolos de Odín
Y siempre fluye la sangre en la piedra de Horkenstein
Tan antigua y aún nunca enfriada
Bendecida por los dioses debería estar
Para que su poder se despliegue
Allí amenazaba el bosque primitivo denso y salvaje
Pero aquí había un campo sagrado
El bosque con su séquito de dioses
Y tú su templo y altar
Y aquel que cayó bajo un mal hechizo
Le diste refugio y asilo
Quien te tocaba con la mano
Era purificado de asesinato e incendio
Pero si el distrito estaba amenazado por el enemigo
Y reinaba la necesidad de guerra a tu alrededor
Entonces resonaban otras melodías
En campo y valle, alrededor de ti, mi piedra
Luego retumbaba el grito de batalla salvaje
Y se escuchaban fuertes las lanzas y los escudos
La llama del sacrificio ardía intensamente
Y tus surcos humeaban sangre
Hacia ti acudía la gente apresuradamente
El escudo de guerra colgaba de las ramas de roble
El corcel gemía bajo la espuela
Y sonaba estruendosamente el cuerno de guerra
Y siempre fluye la sangre en la piedra de Horkenstein
Tan antigua y aún nunca enfriada
Ahora todos nuestros valientes guerreros
Prueban la locura de tus enemigos
Gritando fuertemente se sumergen en las olas
Nadie puede escapar de la tormenta
Confiando en el sagrado poder de Hel
Los cuerpos destrozados los lleva al más allá
Mientras en el crepúsculo rojo sangre las armaduras
De los caídos brillan en el horizonte
Lo que era noble y hermoso ha desaparecido hace tiempo
Los santos lugares han sido despojados de su bosque
A través del antiguo manto de dioses de Tiwaz
El arado y el surco trabajan día tras día
Hagalaz, Ansuz, Raidho, Dagaz, Berkana, Othala, Dagaz
Pero también ha caído el bosque
Tú das testimonio de ello, mi piedra de Horkenstein
Y desde arriba aún miras al valle
Una marca divina e inmortal
Y siempre fluye la sangre en la piedra de Horkenstein
Tan antigua y aún nunca enfriada
Así que controlen el deseo de venganza que los consume
Los altos allá arriba lo han dispuesto
Para transmitir a los hijos hasta la eternidad
La muerte de los pueblos por su preservación
Finalmente, en el hogar de nuestros padres
La paz había regresado



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