Quieta

La Dualidad de la Vanidad en 'Quieta' de Escorpia

La canción 'Quieta' de Escorpia es una profunda reflexión sobre la vanidad y la hipocresía que pueden consumir a una persona. Desde el inicio, la letra nos presenta a un individuo que, a pesar de estar cubierto de oro y diamantes y vestir de manera elegante, tiene un 'esqueleto empobrecido' por su vanidad. Esta metáfora sugiere que, aunque externamente pueda parecer exitoso y glamoroso, internamente está vacío y carente de sustancia. La imagen de la 'careta' que asfixia refuerza la idea de que esta persona está atrapada en una fachada que le impide ser auténtico.

La canción también aborda la agresividad y la falta de remordimiento de este individuo. La 'hambre de guerra' que corre por sus venas y el 'corazón envenenado' indican una naturaleza destructiva y sin compasión. La sombra que 'no siente pena' y ataca por la espalda simboliza la traición y la falta de empatía. La insistencia en que no pedirá perdón subraya su arrogancia y su incapacidad para reconocer sus errores.

Finalmente, el estribillo 'Y el vacío otra vez, y el deseo de romper en pedazos' refleja la lucha interna de este individuo. A pesar de su apariencia pasiva, hay un deseo latente de destruir y liberarse de su propia imagen. Las marcas en su piel y el temblor de sus manos son signos de su culpa y cobardía, y la necesidad de castigo para encontrar paz sugiere una búsqueda desesperada de redención. La repetición de 'Quieta, quieta' al final de cada estrofa puede interpretarse como un intento de mantener la calma y la compostura, a pesar del tumulto interno.