La Caccia

La Caza

Cerca, busca al unicornio! No pierdas el ánimo, sumérgete como si te inclinaras ante un rey. ¡Mira, mira a tu alrededor! Quizás sea cuestión de un momento, carga la ballesta, avanza ese pie.
Fuerte avanza, lentamente retrocede, es el momento para arriesgarse, toma tu carcaj, saca esa flecha!
Cuerda de nogal, pluma en la cola, gira un poco a la izquierda, apunta tu ballesta -¡Esa bestia me toca!- ¿Ves? Entre las hojas se mueve, ¡mira qué hermoso cuerno! Parece una cresta de casco, detrás de ese olmo.
Disparo silencioso, vuela la flecha, chisporrotea el plumaje cuando la pluma roza la rama de un haya. Una vida como sirviente... no se puede olvidar la existencia de abusos que ha tenido que soportar; sacrificios de una vida para guardar dos monedas para el artilugio que los hizo por un momento sus iguales y continúa la caza, caza, caza al unicornio!
-Dicen que no existe pero quiero demostrar que incluso el más vil sirviente es bueno para cazar, ahora que poseo un arma como estos señores, ¡con un trofeo de estos habrá honores!-.
-Una bestia bastante extraña, iba en dos patas, ni siquiera tan grandes... podrían ser piernas. ¡Maravilla! Los unicornios son como las personas y este incluso se parece a mi amo-.
Gran banquete fue en honor al señor del castillo que pereció con valentía en el fantástico duelo, con el corazón de un león cazó todo el día para morir en el enfrentamiento con el mágico unicornio.
-Después del golpe fallido se burló del destino, terminó por chocar cabezas con el equino. No pude hacer nada al respecto: era más grande que un ciervo, no soy un hombre valiente, al final, soy un sirviente-.