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Errare Humanum Est
Furia
Errare Humanum Est
Une sonnerie retentit, c'était le téléphone, Kheros décrocha. Lla voix de Vorgias se fit entendre. Il annonçait la capture de leur ennemi, il serait sur le point d'être transféré à Saïlen. Kheros sentait son cœur s'affoler, il jubilait. Il demanda à Vorgias qu'on l'amène directement en salle d'interrogatoire. Dans l'ascenseur le menant au sous-sol, il se félicita d'avoir graissé les « bonnes pattes ».
Entrant dans la salle, Kheros dissimula son excitation et fit preuve de sérénité :
- Te voilà dans ta dernière demeure.
- Idiot ! Tu ne sais rien ! Rétorqua l'homme menotté à sa chaise. Tu ne sais rien reprit-il avec un sourire moqueur…
- Ici s'accomplira ta dernière heure. Ennemi juré de notre humanité, la loi de ton empire est sur le point d'être exterminée, chuchota Kheros à l'oreille de son prisonnier.
Vieux fou ! Tu ne sais rien ! répondit l'homme insensible aux paroles de Kheros et fermant les yeux se mit à marmonner :
- J'invoque ta colère, condamne les profanes, que leurs supplices soient la réponse à mes sévices.
Kheros devant cette attitude, perdit son calme :
- Implore moi !! Hurla t-il, enfonçant son pouce dans la paupière atrophiée du pauvre bougre.
Sentant son interlocuteur perdre son sang froid, l'homme regarda fixement Kheros, et se mit à le provoquer :
-Que l'âme de mon seigneur soit à mes côtés, que vos guerriers soient damnés.
- Brillant dans la bestialité, ne prétendre être qu'un sujet, alors que tu as régné, dévoile ta perfidie et ta dignité…
Sur ces mots Kheros fit un signe de la main à Vorgias, qui s'approcha aussitôt du prisonnier une seringue à la main. Tous deux savaient que seule cette injection mettrait un terme à des décennies de traque. Vorgias retira l'aiguille de la veine. Encore quelques secondes et l'affaire serait classée... Son travail de bourreau terminé, il se dirigea vers la porte, Kheros le rattrapa pour le féliciter de leur réussite. Le congratulant, Kheros vit le visage de son compère se décomposer. Une voix se fit entendre dans son dos :
- Que l'âme de mon seigneur soit à mes côtés, que vos guerriers soient damnés !
Ils comprirent qu'ils n'avaient pas affaire à la bonne personne, car si c'était le cas il aurait dût succomber à l'effet du sérum.
Accourant vers le prisonnier, il se mit à crier :
-N'être qu'un de ses putains de sujets ne pourra te sauver. Dis moi seulement où le trouver, je te promets de te pardonner.
Voyant que Kheros ne se contrôlait plus, l'homme le reprit de plus belle :
- Que l'âme de mon seigneur soit à mes côtés, que vos guerriers soient damnés.
Kheros abattu, sortit en furie de la salle en vociférant. Ils s'étaient trompés.
Il se tourna vers Vorgias et lui ordonna d'effacer cette erreur, il entra dans l'ascenseur. Les portes se refermant, un coup de feu claqua dans la salle.
Errare Humanum Est
Suena el teléfono, era Kheros quien contestaba. La voz de Vorgias se hizo presente. Anunciaba la captura de su enemigo, pronto sería trasladado a Saïlen. Kheros sentía su corazón acelerarse, estaba emocionado. Pidió que lo llevaran directamente a la sala de interrogatorios. En el ascensor hacia el sótano, se alegraba de haber sobornado a las 'buenas influencias'.
Al entrar en la sala, Kheros ocultó su emoción y mostró serenidad:
- Aquí estás en tu última morada.
- ¡Idiota! ¡No sabes nada! Respondió el hombre esposado a la silla. No sabes nada, repitió con una sonrisa burlona...
- Aquí se cumplirá tu última hora. Enemigo jurado de nuestra humanidad, la ley de tu imperio está a punto de ser exterminada, susurró Kheros al oído de su prisionero.
¡Viejo loco! ¡No sabes nada! respondió el hombre insensible a las palabras de Kheros y cerrando los ojos comenzó a murmurar:
- Invoco tu ira, condena a los profanos, que sus tormentos sean la respuesta a mis abusos.
Kheros, ante esta actitud, perdió la calma:
- ¡Implórame! Gritó, hundiendo su pulgar en el párpado atrofiado del pobre desgraciado.
Al ver a su interlocutor perder la compostura, el hombre miró fijamente a Kheros y comenzó a provocarlo:
- Que el alma de mi señor esté a mi lado, que tus guerreros sean condenados.
- Brillando en la bestialidad, no pretendas ser solo un súbdito, cuando has reinado, revela tu perfidia y tu dignidad...
Con estas palabras, Kheros hizo un gesto a Vorgias, quien se acercó de inmediato al prisionero con una jeringa en la mano. Ambos sabían que solo esa inyección pondría fin a décadas de persecución. Vorgias retiró la aguja de la vena. Solo unos segundos más y el caso estaría cerrado... Con su trabajo de verdugo terminado, se dirigió hacia la puerta, Kheros lo alcanzó para felicitarlo por su éxito. Al felicitarlo, Kheros vio el rostro de su compañero desmoronarse. Una voz se escuchó a sus espaldas:
- ¡Que el alma de mi señor esté a mi lado, que tus guerreros sean condenados!
Comprendieron que no estaban tratando con la persona correcta, de lo contrario habría sucumbido al efecto del suero.
Corriendo hacia el prisionero, comenzó a gritar:
- Ser solo uno de sus malditos súbditos no te salvará. Solo dime dónde encontrarlo, te prometo perdonarte.
Viendo que Kheros ya no se controlaba, el hombre continuó desafiándolo:
- ¡Que el alma de mi señor esté a mi lado, que tus guerreros sean condenados!
Kheros abatido, salió furioso de la sala vociferando. Se habían equivocado.
Se volvió hacia Vorgias y le ordenó corregir ese error, entró en el ascensor. Las puertas se cerraron, un disparo resonó en la sala.



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