Traducción generada automáticamente
Tio Anastácio
Jaime C. Braum
Tio Anastácio
Entre a ponte e o lageado,
na venda do bonifácio,
conheci o tio anastácio,
negro velho já tordilho;
diz que mui quebra em potrilho,
hoje pobre despilchado,
de tirador remendado
num petiço doradilho...
Quem visse o tio anastácio,
num bolincho de campanha,
golpeando um trago de canha,
oitavado no balcão,
tinha bem logo a impressão,
que aquele mulato sério
era o rio grande gaudério
fugindo da evolução!
A tropilha dos invernos
tinha lhe dado uma estafa,
e aquela meia garrafa,
dentro do cano da bota,
contava a história remota
do negro velho curtido
que os anos tinham vencido
sem diminuir na derrota.
Mulato criado guacho
nos tempos da escravatura,
aquela estranha figura
na vida passara tudo;
ginetaço macanudo,
já desde o primeiro berro
saia trançando ferro
no potro mais culmilhudo!
Carneava uma res, num upa,
com toda calma e perícia!
reservado e sem malícia,
negro de toda confiança,
bem quisto na vizzinhança,
dava gosto num rodeio,
de pingo alçado no freio
pealando de toda trança
Tinha cruzado as fronteiras
da argentina e do uruguai;
andara no paraguai,
peleando valentemente,
e voltara, humildemente,
como tantos índios tacos
que foram vingar nos chacos
a honra da nossa gente!
Caboclo de qualidade
que não corpeava uma ajuda
na encrenca mais peleaguda
sempre conservava o tino,
garrucha boca de sino
carregada com amor
e um facão mais cortador
do que aspa de boi brasino!
Porém depois que os janeiros
foram ficando a distância,
andou, de estância em estância,
e foi vivendo de changa:
repontando bois de canga,
castrndo com muita sorte,
e, em tempos de seca forte,
arrastando água da sanga...
Ficou sendo um desses índios
que se encontra nos galpões
e ao derredor dos fogões
fala aos moços, com paciência,
de que aprendeu na existência,
ao longo dos corredores,
alegria, dissabores,
curtido pela experiência!
Tio anasstácio pra qui;
tio anastácio pra lá...
mandado mesmo que piá
pôr aquela redondeza;
nos remendos da pobreza,
entrava e passava inverno,
como um tronco so no cerno,
pelegueando a natureza!
Por isso é que nos bolinchos
só se alegrava bebendo
como se cada remendo
da velha roupa gaudéria,
fosse uma sangria séria
por onde o sangue do pago
se esvaisse, trago a trago,
por ver tamanha miséria!
E até parece mentira
- negro velho de valor!
morreste no corredor
como matungo sem dono;
não tendo neste abandono,
ao menos um companheiro,
que te estendesse o baixeiro
para o derradeiro sono!
E agora que estas vivendo
na estância grande do céu
engraxando algum sovéu
prao patrão velho buenacho,
não te esquece aqui de baixo
onde alolargo ainda existe
muito xiru velho triste
como tu, criado guacho!
como tu, tio anastácio...
Trovador Negro
Negro de sorriso claro,
Como sinuelo de pampa,
Que sintetizas na estampa
Longínquas reminiscências;
Negro que lembras dolências
De alegrias e tristezas
Que andaram nas correntezas
Dos rios de muitas querências.
Essa cordeona que abraças
Com ciumenta intimidade,
Traduz - na sonoridade,
Quando teus dedos passeiam,
Madrugadas que clareiam,
Campos pelechando em flor,
Chinocas pedindo amor
E potros que corcoveiam.
E quando a cordeona espichas
Aberta - como prá um pialo,
E o verso sai - de a cavalo,
Sobre a cadência da nota,
Tua mirada remota
Se perde - coxilha acima,
Como quem busca uma rima
Sem saber de onde ela brota.
Tu sim - és poeta - e o mundo,
Prá ti - se torna pequeno.
E nem mil poetas - moreno,
Expoentes de Academia,
Campereando - noite e dia,
O vocabulário gasto
Podem dar cheiro de pasto
Como tu dás à poesia.
Negro de sorriso aberto
Como clarão de alvorada,
Abre essa gaita aporreada,
E canta - a mais não poder.
Canta negro - até morrer,
Com força de mil gargantas,
Pois cantando como cantas
Ninguém te iguala em saber.
Tío Anastacio
Entre el puente y el lageado,
en la tienda de Bonifacio,
conocí al tío Anastacio,
un viejo negro ya curtido;
dice que muy quebrado en potrillo,
hoy pobre desgastado,
con un tirador remendado
en un caballo dorado...
Quien viera al tío Anastacio,
en un rincón de campo,
tomando un trago de caña,
apoyado en el mostrador,
tenía la impresión inmediata,
de que ese mulato serio
era el gaucho del Río Grande
huyendo de la evolución!
La tropilla de los inviernos
le había dado una paliza,
y esa media botella,
dentro del caño de la bota,
contaba la historia lejana
del viejo negro curtido
que los años habían vencido
sin disminuir en la derrota.
Mulato criado salvaje
en tiempos de esclavitud,
esa extraña figura
había pasado por todo en la vida;
un jinete hábil,
desde su primer llanto
ya estaba domando caballos
más tercos que un demonio!
Destazaba una res, en un instante,
con toda calma y habilidad!
reservado y sin malicia,
un negro de total confianza,
bien visto en la vecindad,
daba gusto en un rodeo,
de caballo alzado en el freno
peleando con toda destreza.
Había cruzado las fronteras
de Argentina y Uruguay;
había estado en Paraguay,
peleando valientemente,
y había vuelto, humildemente,
como tantos indios valientes
que fueron a vengar en los campos
el honor de nuestra gente!
Caballero de calidad
que no se achicaba ante un problema,
siempre conservaba la cordura,
revólver de cañón largo
cargado con amor
y un cuchillo más afilado
que la hoja de un toro bravo!
Pero después de que los eneros
fueron quedando atrás,
anduvo de estancia en estancia,
y fue viviendo de changa:
marcando ganado con yugo,
capando con mucha suerte,
y, en tiempos de sequía fuerte,
arrastrando agua del arroyo...
Se convirtió en uno de esos indios
que se encuentran en los galpones
y alrededor de los fogones
habla a los jóvenes, con paciencia,
de lo que aprendió en la vida,
a lo largo de los corredores,
alegrías, desdichas,
curtido por la experiencia!
Tío Anastacio por aquí;
tío Anastacio por allá...
mandado incluso que un niño
por esos alrededores;
en los remiendos de la pobreza,
entraba y pasaba invierno,
como un tronco solo en el cerro,
conviviendo con la naturaleza!
Por eso es que en los rincones
tan solo se alegraba bebiendo
cada remiendo
de la vieja ropa gaucha,
como si cada parche
fuera una sangría seria
por donde la sangre del pago
se desangraba, trago a trago,
al ver tanta miseria!
Y hasta parece mentira
- ¡negro viejo de valor!
moriste en el corredor
como un animal sin dueño;
sin tener en este abandono,
por lo menos un compañero,
que te extendiera el poncho
para el último sueño!
Y ahora que estás viviendo
en la gran estancia del cielo
lustrando algún apero
para el patrón viejo buenacho,
no te olvides aquí abajo
donde aún existe
mucho viejo triste
como tú, criado salvaje!
como tú, tío Anastacio...
Trovador Negro
Negro de sonrisa clara,
Como un potro de la pampa,
Que sintetizas en la estampa
Lejanas reminiscencias;
Negro que recuerdas dolores
De alegrías y tristezas
Que navegaron en las corrientes
De los ríos de muchas querencias.
Esa acordeón que abrazas
Con celosa intimidad,
Traduce - en la sonoridad,
Cuando tus dedos pasean,
Madrugadas que amanecen,
Campos floreciendo,
Chinas pidiendo amor
Y potros que relinchan.
Y cuando la acordeón estiras
Abierta - como para un lazo,
Y el verso sale - a caballo,
Sobre la cadencia de la nota,
Tu mirada lejana
Se pierde - loma arriba,
Como buscando una rima
Sin saber de dónde brota.
Tú sí - eres poeta - y el mundo,
Para ti - se vuelve pequeño.
Y ni mil poetas - morenos,
Expertos de Academia,
Jineteando - noche y día,
El vocabulario gastado
Pueden dar olor a pasto
Como tú das a la poesía.
Negro de sonrisa abierta
Como el resplandor del amanecer,
Abre esa acordeón golpeada,
Y canta - hasta no poder más.
Canta negro - hasta morir,
Con fuerza de mil gargantas,
Porque cantando como cantas
Nadie te iguala en sabiduría.



Comentarios
Envía preguntas, explicaciones y curiosidades sobre la letra
Forma parte de esta comunidad
Haz preguntas sobre idiomas, interactúa con más fans de Jaime C. Braum y explora más allá de las letras.
Conoce a Letras AcademyRevisa nuestra guía de uso para hacer comentarios.
¿Enviar a la central de preguntas?
Tus preguntas podrán ser contestadas por profesores y alumnos de la plataforma.
Comprende mejor con esta clase: