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Negrinho do Pastoreio
Jaime C. Braum
Negrinho do Pastoreio
Quando de noite transito
No meu gauderiar andejo,
Me paleteia o desejo
De encontrar-te, duende amigo,
Pois sei que trazes contigo,
Negrinho esmirrado e feio,
O Rio Grande em pastoreio
No sinuelo do passado,
E que ali, no descampado
Que a luz da vela clareia,
O teu vulto esguio, bombeia,
Como Deus de rito estranho,
A gauchada de antanho
Que se perdeu na peleia!
Juntos iremos lembrar
Aquele maula estancieiro,
Que ao botar num formigueiro
O teu corpo de criança,
Cravou bem fundo uma lança
No próprio ser do rincão;
Trazer a recordação,
Aquela velha tropilha,
Que do topo da coxilha
Esparramou-se a lo léu,
Para juntar-se no céu
Contigo e Nossa Senhora,
E hoje cruza, noite a fora,
No meio dum fogaréu!
Hás de contar-me o que viste
Na tua ronda infinita,
Desde a povoação jesuíta
Ao reduto Guaiacurú,
Quando Sepé Tiaraju
Morrendo de lança em punho,
Dava um guasca testemunho
Da fibra continentina,
E quando, nesta campina,
O velho pendão farrapo
Cruzava altaneiro e guapo
Como uma benção divina!
Dizem que trazes por diante
Dos fletes que pastorejas,
Assombrações malfazejas
Das campanhas do JARAU,
Repontas o fogo mau,
Do andarengo BOITATÁ,
E vagando, ao Deus dará,
Nessa ronda de amargura,
Vives na eterna procura,
Pelas canchas e rodeios,
De prendas, trastes e arreios
Extraviados na planura!
Tu conheces os segredos
De ranchos e cemitérios
Onde paisanos gaudérios
Assinalaram passagem,
Revives cada paragem
Numa evocação singela,
Por entre tocos de vela
De humildes promessas pagas
Onde o S das adagas
Fazia o papel de cruz, -
E onde num raio de luz,
Brilhava sempre a velinha,
Invocando tu'a madrinha
A Santa Mãe de Jesus!
Presenciaste o velho drama
Do gaúcho em formação,
Quando este imenso rincão
Era um selvagem deserto,
Tudo céu e campo aberto
E onde Deus Nosso Senhor
Pós o guasca peleador,
De lança e de boleadeira
E mandou fazer fronteira
Onde quisesse, a lo largo,
Dando o pingo, o mate-amargo
E a china pra companheira!
Por tudo isso é que sofro
Quando altas horas despontas
Entre os fletes que repontas
Num barbaresco tropel,
Lembrando o dono cruel
Que num gesto asselvajado
Te fez cumprir este fado
De andar penando no ermo,
Esperando sempre o termo,
Que tarda tanto em chegar,
E onde haveremos de estar,
Enquadrilhados a grito
Diante do Deus infinito
Que vai por fim nos julgar!
E assim como tu, Negrinho,
Que um dia foste espancado
E por fim martirizado
Num formigueiro do pago,
O meu peito de índio vago
Também sofreu igual sorte,
E hoje vagueia, sem norte,
Sem fugir, por mais que ande,
Deste formigueiro grande
Onde costumes malditos
Tentam matar aos pouquitos
As tradições do RIO GRANDE!
El Negrito del Pastoreo
Cuando de noche transito
En mi deambular gauchesco,
Me embriaga el deseo
De encontrarte, amigo duende,
Pues sé que traes contigo,
Negrito flaco y feo,
El Río Grande pastoreando
En el sinuoso pasado,
Y allí, en el descampado
Que la luz de la vela ilumina,
Tu figura esbelta, se balancea,
Como un Dios de extraño ritual,
A la gauchada de antaño
Que se perdió en la pelea!
Juntos recordaremos
A aquel malvado estanciero,
Que al clavar en un hormiguero
Tu cuerpo de niño,
Hundió profundamente una lanza
En el propio ser del terruño;
Traer el recuerdo,
De aquella vieja tropilla,
Que desde la cima de la loma
Se dispersó al azar,
Para reunirse en el cielo
Contigo y Nuestra Señora,
Y hoy cruza, noche adentro,
En medio de un incendio!
Debes contarme lo que viste
En tu ronda infinita,
Desde la población jesuita
Al reducto Guaiacurú,
Cuando Sepé Tiaraju
Muriendo con la lanza en mano,
Daba testimonio de valentía
De la fibra continental,
Y cuando, en esta campiña,
La vieja bandera andrajosa
Cruzaba altiva y valiente
Como una bendición divina!
Dicen que traes delante
De los rebaños que pastoreas,
Espantos maléficos
De las campañas del JARAU,
Resurges el fuego malo,
Del errante BOITATÁ,
Y vagando, al azar,
En esta ronda de amargura,
Vives en la eterna búsqueda,
Por los campos y rodeos,
De prendas, aperos y arreos
Extraviados en la llanura!
Conoces los secretos
De ranchos y cementerios
Donde paisanos gauchos
Marcaron su paso,
Revives cada parada
En una evocación sencilla,
Entre velas humildes
De promesas cumplidas
Donde la S de las dagas
Hacía el papel de cruz,
Y donde en un rayo de luz,
Siempre brillaba la velita,
Invocando a tu madrina
La Santa Madre de Jesús!
Presenciaste el viejo drama
Del gaucho en formación,
Cuando este inmenso terruño
Era un salvaje desierto,
Todo cielo y campo abierto
Y donde Dios Nuestro Señor
Puso al gaucho luchador,
De lanza y boleadoras
Y mandó hacer frontera
Donde quisiera, a lo largo,
Dando el caballo, el mate amargo
Y la china para compañera!
Por todo esto es que sufro
Cuando altas horas amanece
Entre los rebaños que resurgen
En un desordenado tropel,
Recordando al dueño cruel
Que en un gesto salvaje
Te hizo cumplir este destino
De andar penando en el erial,
Esperando siempre el fin,
Que tarda tanto en llegar,
Y donde habremos de estar,
Enfrentados a gritos
Ante el Dios infinito
Que al final nos juzgará!
Y así como tú, Negrito,
Que un día fuiste golpeado
Y al final martirizado
En un hormiguero del pago,
Mi pecho de indio errante
También sufrió igual suerte,
Y hoy vaga, sin rumbo,
Sin escapar, por más que ande,
De este gran hormiguero
Donde costumbres malditas
Intentan matar poco a poco
Las tradiciones del RÍO GRANDE!
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