Dead London

Londres Muerto

Londres Muerto

Periodista: Había una docena de cadáveres en la calle Euston, sus cuerpos suavizados por el polvo negro. Todo estaba en silencio, casas cerradas y vacías, tiendas cerradas, pero los saqueadores se habían servido vino y comida, y afuera de una joyería algunas cadenas de oro y un reloj estaban esparcidos en la acera.

¡Ulla!

Me detuve, mirando hacia el sonido. Parecía como si ese poderoso desierto de casas hubiera encontrado una voz para su miedo y soledad.

¡Ulla!

El desolador grito actuaba sobre mi mente. El lamento se apoderó de mí. Estaba intensamente cansado, con los pies adoloridos, hambriento y sediento. ¿Por qué vagaba solo en esta ciudad de los muertos? ¿Por qué estaba vivo, cuando Londres yacía en su mortaja negra? Me sentía intolerablemente solo, vagando de calle en calle vacía, atraído inexorablemente hacia ese grito.

¡Ulla!

Vi, sobre los árboles en Primrose Hill, la Máquina de Guerra de la que provenía el aullido. Crucé el canal de Regentes. Allí estaba una segunda máquina, erguida, pero tan quieta como la primera.

¡Ulla! ¡Ul-!

Repentinamente, el sonido cesó. De repente, la desolación, la soledad, se volvieron insoportables. Mientras esa voz sonaba, Londres aún parecía estar viva. Ahora, de repente, hubo un cambio, el paso de algo, y todo lo que quedaba era este silencio esquelético. Levanté la vista y vi una tercera máquina. Estaba erguida e inmóvil, como las otras. Una resolución insensata se apoderó de mí. Daría mi vida a los marcianos, aquí y ahora. Marché imprudentemente hacia el titán y vi una multitud de pájaros negros que revoloteaban y se agrupaban alrededor de la capucha. Comencé a correr por la carretera, no sentía miedo, solo una exultación salvaje y temblorosa, mientras corría hacia la colina hacia el monstruo inmóvil. De la capucha colgaban jirones rojos, en los que los pájaros hambrientos ahora picoteaban y desgarraban. Trepe hasta la cima de Primrose Hill, y el campamento de los marcianos estaba debajo de mí. ¡Era un espacio poderoso, y dispersos alrededor de él, en sus máquinas volcadas, estaban los marcianos - ¡Muertos!.... ¡Abatidos después de que todos los dispositivos humanos habían fallado, por las cosas más humildes de la Tierra, Bacterias, Minúsculas, bacterias invisibles!

El tormento había terminado. La gente se dispersó por el país, desesperada, sin líderes, hambrienta... Los miles que habían huido por mar - incluyendo a la persona más querida para mí - todos regresarían. El pulso de la vida, cada vez más fuerte, volvería a latir. A medida que la vida vuelve a la normalidad, la pregunta sobre otro ataque de Marte causa preocupación universal. ¿Está seguro nuestro planeta, o es este tiempo de paz simplemente un respiro? Puede ser que, a través de la inmensidad del espacio, hayan aprendido sus lecciones y ahora esperen la oportunidad. ¡Quizás el futuro no nos pertenezca a nosotros - sino a los marcianos?