No Endurezcas

Por qué tanta resistencia
Al que quiere amarte
Cuidarte tu alma sanarte
Y también salvarte

Que ganas con tanta soberbia
Con ignorar la voz de Dios
Dime el por qué desprecias
A Cristo y su amor

No endurezcas más, tu corazón
No resistas su llamado, ven pronto al Señor
No te creas muy sabio en tu propia opinión
Aunque no quieras aceptarlo, necesitas de Dios

Es increíble, y terrible, cómo te engañas a ti mismo
Que no aceptas, que te encuentras en un profundo abismo
Siendo esclavo, de la tecnología y consumismo
Sumido en miseria, cegado por el materialismo

Por qué no entiendes que no eres más que simpe un humano
No eres obra de la casualidad, más por Dios fuiste creado
Y la vida que ahora tienes Dios te la ha entregado
Por lo mismo darás cuentas de cada paso que haya dado

Hoy que según tu propia opinión no tienes necesidad de absolutamente nada
Se te hace fácil seguir tu caminó y creyendote fuerte a Dios les das la espalda
Te crees dueño de la vida, más cuando llega la muerte no hayas como enfrentarla
Y en medio de la enfermedad aunque te dices ateo con todas fuerzas a Dios clamas

No endurezcas más, tu corazón
No resistas su llamado, ven pronto al Señor
No te creas muy sabio en tu propia opinión
Aunque no quieres aceptarlo, necesitas de Dios

Se lo fácil que es escudarse en mil pretextos
Para no aceptar la verdad que te presento
Es muy simple formularse un argumento
Tratando de negar el problema verdadero

Que es lo problema no es el ambiente
Ni el sistema, ni siquiera la gente
El problema es tu corazón y tú mente
Que están llenos de maldad solamente

El problema es que a Dios lo rechazas
No dejas que entre a ti y a tu casa
El problema es que estas indiferente
Que tienes bienes pero Dios está ausente

Esta asusente por qué tu lo ha querido
Que el ciertamente te habla con cariño
Pero una y otra vez lo hasignorado
Y niegas su existencia, por causa de tu pecado

No endurezcas más, tu corazón
No resistas su llamado, ven pronto al Señor
No te creas muy sabio en tu propia opinión
Aunque no quieres aceptarlo, necesitas de Dios