Aye Azure

¡Ey Azul!

Vuelo en cielos azules, nunca siento el tacto de tierras morales
gustando los sobornos de mi glorioso padre, dorado ardiente, detesto la
arena brillante.
Saqueando las tumbas de tus héroes y mesías
secuestrando, a la reina bailarina del harén de tus sueños
revelo el ojo falso, el sol de los mentirosos, y te ofrezco
un trono esculpido dentro de los rayos azules.
Mi tiara llameante, el sol de la noche,
dignifica la raza de los fuertes, la raza que tiene el cielo por
mar.
Devoro con devoción lo que obstaculiza mi suspiro
la crueldad digna de todos aquellos cuya caja torácica está siendo
agrietada.
Como marinero navego, anhelando la llave,
la llave de la puerta maestra, hecha de espinas de azalea,
y de puerto en puerto, superando los bazares a través del mar,
me di cuenta de que, así como las alas son para el cielo, los cuernos son
para la tierra.
Digo la verdad, la que he encontrado detrás de la luna
te la entrego a ti, mi cortesana sinuosa...
Flores invisibles llenan mis pulmones
con aroma del lugar donde una vez nací,
recuerdos de mi vida moral, danzan,
llenando mi túnica de flores con numerosos deseos.
Los regalos queridos nunca deben ser abandonados.
Así que, vigilante, me quedaré aquí para siempre.
La vista panorámica no debe convertirse en una amante sensual.
Cenizas, pasiones sangrientas fueron mi pasado, ahora vuelo en esferas etéreas.
¡Azul, sí...!