Esther

Esther

Era tarde una noche de otoño en un parque de diversiones cerca del pueblo
Cuando Esther vio por primera vez al hombre armenio
Que se arrastraba hacia ella y se paraba a su lado
Con un cubo que balanceaba en su mano

Su sonrisa estiraba los pliegues de sus pálidas mejillas
Y sus labios arrojaban un trozo de oscuridad en la acera
Y las luces de los juegos mostraban un brillo travieso
Que destellaba en su mirada hueca

Él dijo 'Niña, puedes cortarme las piernas
Y luego quitarme los calcetines si quieres.
Pero preferiría que tomaras este viejo títere de mí
Que sostengo en mi cubo mientras hablamos.'

Y él se quedó mirando a la inocente niña
Y ella miraba el cubo desconcertada
Hasta que levantó el muñeco para que la niña lo viera
Y una gran sonrisa creció en su rostro
Ella vio los ojos del muñeco y no pudo resistirse
Y agradeció rápidamente al hombre y corrió hacia la iglesia
Y entró corriendo por la puerta con el títere en alto
Y un silencio llenó la capilla, y la gente lucía malvada

Esther intentó en vano calmar a la multitud
La discusión creció hasta convertirse en pelea, luego en trifulca
La congregación frenética luchaba desesperadamente por alcanzar
El bonito títere cómodamente escondido en el saco de cuero de Esther
A través de la ventana de la iglesia comenzó una tormenta
Y Esther supo que era hora de huir

Ella se apresuró por el pasillo hacia la puerta en la distancia
Y salió a la tormenta donde sintió que sería libre
Pero el viento soplaba más fuerte
Y su falda comenzó a ondear
Hasta que finalmente sus pies comenzaron a elevarse

Y se elevó sobre la gente y las casas
y las chimeneas
Y Esther y el muñeco quedaron a la deriva
Flotando más alto sobre las colinas, y los valles y copas de los árboles
planeaban y giraban suspendidos en el aire
Con la tierra muy abajo ellos caían
Y se sumergían a través de las nubes

Y comenzó a caer en picada hacia la tierra hasta que
Aterrizó en la parte fea de la ciudad

Miró alrededor del pueblo segura de encontrar a los hombres malvados
Que roban y saquean en la hora más oscura de la noche
Nerviosa buscó en la bolsa que llevaba
El títere en su trasero.

Sintiéndose bastante superada en número Esther se escondió detrás
De un montón de madera cercano, donde esperó
Hasta el amanecer
Porque hubiera sido un error sucumbir a un gamberro en busca de presa

Cuando llegó la mañana, caminó por las calles
Junto al frío lago que se encontraba al lado del pueblo
Por fin un momento de paz, pero creyó escuchar un ruido
Era una turba enojada de corredores que se acercaban para derribarla

Mientras Esther se paraba y sacudía la cabeza
Los corredores se acercaban
Y ella sabía que no le quedaba otra opción que nadar
Mientras el agua helada clavaba sus dientes amargos en su piel
Intentó quitarse la ropa pesada de encima

Desnuda ahora se dirigió hacia la orilla
Cuando de repente sintió un pequeño tirón en su pie.
Y el títere que había olvidado envolvió sus pequeños
Bracitos alrededor de su tobillo y no la soltaba.

Las olas parecían abrirse y tragársela entera
Mientras el muñeco la arrastraba hacia las profundidades verdes y misteriosas
Y el sonido del viejo riendo llenaba sus oídos
Mientras se alejaba hacia un sueño tranquilo
Y sin movimiento.