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Lagrimas do sol
Relato Consciente
Lagrimas do sol
Lágrimas do sol correm como a larva de um vulcão, escorrem queimam o peito, incineram o coração
Lágrimas do sol, 40 graus de febre, o corpo que ferve, a flor que não floresce a vida que esvaece...
Ainda escuro sai de casa seu Francisco, nas costas a moringa na frente vão os filhos, três meninos, já sabem o que os aguarda, 11 horas no cabo da enxada, cavando, arando um solo seco, no esforço a esperança que trazem do berço, e desde cedo, aprenderam o que sofrer, e desde cedo já plantavam pra comer, vivem da terra do que plantam e o que cultivam, na esperança de tirar algum roçado dessas cinzas, o vento arde, não existe brisa, a cabeça dói arde a vista, um gole na moringa talvez possa refrescar, os olhos atentos na enxada à cavar, sem tempo pra brincar, nem oportunidade de estudar, direito negado pela lei da sobrevivência, criança na escola não garante fonte de renda, realidade no sertão nordestino, realidade de milhões de meninos e de meninas e de senhores, que trabalham ate morrer e não suporta viver de favores, meio dia é hora do almoço, a sombra de uma arvore, o momento mais prazeroso, nesse momento reúne a família, agradecem a Deus o feijão com farinha, devoto de padre Cícero o pai acredita na melhora, que o amanhã seja melhor do que o agora, sem descanso engoliu já ta arando, oxente meu cumpadre tu vê um reclamando, teem no sangue a fé e a força do seu pai, nos pés pequenos a ingenuidade a muito deixada pra trás, infância desintegrada em pleno sol, assim é o dia-a-dia até que chegue o arrebol.
Lágrimas do sol,correm como a larva de um vulcão, escorrem queimam o peito, incineram o coração
Lágrimas do sol, 40 graus de febre, o corpo que ferve, a flor que não floresce a vida que esvaece...
O sol impiedoso lá cima vai queimando, as mãos aqui em baixo com o trabalho calejando, assim seu Francisco leva a vida a vários anos, o suor pingando da blusa molhada, passa a mão na testa se apóia na enxada, amiga inseparável, desde menino, não lembra de um real que ganhou sem seu auxilio, agradece a Deus pelo pouco que tem, implora pela chuva que nunca vem, vê os seus filhos mais a frente trabalhando, descalços no chão quente com um chapéu de mexicano, criando um pouco verde onde prevalece as cinzas, lágrimas do sol que molham as terras nordestinas, trabalho duro garantindo as suas vidas, lembra da esposa em casa e suas duas filhas, formadas no primeiro grau e orgulho pra família, não vê a hora de se juntar a elas no final do dia, mas por enquanto se concentra no trabalho, o sol que não da trégua, só aumenta o seu calvário, em cima o céu azul, e pra todo lado o chão rachado, só se vê muito trabalho o resto é tudo escasso, mas não reclama sabe que podia ta pior, não acredita então veja por si só, a água é muita escassa mau existe verde, o gado bebe a lama, depois morre de sede, o sertão pede ajuda e o governo desinteresse, foi sempre assim desde o tempo do seu pai, vei valente igual aquele não se vê mais, viveu a vida no cabo da inchada, e desse jeito nunca faltou comida em casa, a mente voa longe e sol já ta se pondo, graças a Deus é hora do descanso.
Lágrimas do sol,correm como a larva de um vulcão, escorrem queimam o peito, incinera o coração
Lágrimas do sol, 40 graus de febre, o corpo que ferve, a flor que não floresce a vida que esvaece...
Já escuro chega em casa seu Francisco, o corpo ta exausto mas no rosto o sorriso, e seus meninos vem correndo mais atrás, nem parece que o dia foi tão voraz, disposição da juventude, já seu Francisco não goza dessa saúde, a casa humilde mas bastante acolhedora, tudo improvisado o paraíso dessas pessoas, na meia porta a esposa o aguarda, essa imagem ao fim do dia justifica a batalha, abraça beija a esposa cumprimenta as suas filhas, estudando no chão de barro à luz da lamparina, pega um copo toma água da jarra, por incrível que pareça ta gelada, olha pela porta vê no terreiro os filhos brincando, ao fundo o céu vermelho e o sol que está se pondo, como se desse trégua, depois de um dia escaldando, a noite chega o dia se resume, Luz sem ser de lamparina só a da lua e a dos vaga-lumes, na casa simples encontra todo conforto, a família reunida o momento mais precioso, de cabeça baixa agradecem a Deus sua refeição, agradecer costume no sertão, todos dormindo e seu Francisco acordado, vendo a Luz da lua pela brecha no telhado, lembra do pai e da música ao violão, "não há ó gente ó não luar como esse do sertão", o silencio toma conta, apaga a lamparina, ao lado da esposa mas uma guerra foi vencida, o cansaço vence o homem que a vida só castiga, lágrimas do sol, lágrimas nordestinas.
Lágrimas do sol,correm como a larva de um vulcão, escorre queimam o peito, incinera o coração
Lágrimas do sol, 40 graus de febre, o corpo que ferve, a flor que não floresce a vida que esvaece...
Lágrimas del sol
Lágrimas del sol corren como la lava de un volcán, fluyen quemando el pecho, incineran el corazón
Lágrimas del sol, 40 grados de fiebre, el cuerpo que hierve, la flor que no florece la vida que se desvanece...
Todavía oscuro sale de casa don Francisco, en la espalda la cantimplora, adelante van los hijos, tres niños, ya saben lo que les espera, 11 horas en el cabo de la azada, cavando, arando un suelo seco, en el esfuerzo la esperanza que traen desde la cuna, y desde temprano, aprendieron lo que es sufrir, y desde temprano ya sembraban para comer, viven de la tierra de lo que siembran y lo que cultivan, con la esperanza de sacar algún sembradío de esas cenizas, el viento arde, no hay brisa, la cabeza duele arde la vista, un trago en la cantimplora tal vez pueda refrescar, los ojos atentos en la azada cavando, sin tiempo para jugar, ni oportunidad de estudiar, derecho negado por la ley de la supervivencia, niño en la escuela no garantiza fuente de ingresos, realidad en el sertón nordestino, realidad de millones de niños y niñas y de señores, que trabajan hasta morir y no soportan vivir de favores, mediodía es hora del almuerzo, a la sombra de un árbol, el momento más placentero, en ese momento reúnen a la familia, agradecen a Dios por el frijol con harina, devoto de padre Cícero el padre cree en la mejora, que el mañana sea mejor que el ahora, sin descanso ya tragó y está arando, ¡oye mi compadre tú ves a uno quejándose, tienen en la sangre la fe y la fuerza de su padre, en los pies pequeños la ingenuidad hace mucho dejada atrás, infancia desintegrada en pleno sol, así es el día a día hasta que llegue el ocaso.
Lágrimas del sol, corren como la lava de un volcán, fluyen quemando el pecho, incineran el corazón
Lágrimas del sol, 40 grados de fiebre, el cuerpo que hierve, la flor que no florece la vida que se desvanece...
El sol implacable allá arriba va quemando, las manos aquí abajo con el trabajo callosas, así don Francisco lleva la vida varios años, el sudor goteando de la camisa mojada, se pasa la mano por la frente se apoya en la azada, amiga inseparable, desde niño, no recuerda un real que ganó sin su ayuda, agradece a Dios por lo poco que tiene, ruega por la lluvia que nunca llega, ve a sus hijos más adelante trabajando, descalzos en el suelo caliente con un sombrero de mexicano, creando un poco de verde donde prevalecen las cenizas, lágrimas del sol que mojan las tierras nordestinas, trabajo duro garantizando sus vidas, recuerda a la esposa en casa y sus dos hijas, graduadas en el primer grado y orgullo para la familia, no ve la hora de unirse a ellas al final del día, pero por ahora se concentra en el trabajo, el sol que no da tregua, solo aumenta su calvario, arriba el cielo azul, y por todos lados el suelo agrietado, solo se ve mucho trabajo lo demás es todo escaso, pero no se queja sabe que podría estar peor, no lo cree entonces ve por sí mismo, el agua es muy escasa apenas existe verde, el ganado bebe el barro, luego muere de sed, el sertón pide ayuda y el gobierno desinterés, fue siempre así desde el tiempo de su padre, valiente como aquel no se ve más, vivió la vida en el cabo de la azada, y de esta manera nunca faltó comida en casa, la mente vuela lejos y el sol ya se está poniendo, gracias a Dios es hora del descanso.
Lágrimas del sol, corren como la lava de un volcán, fluyen quemando el pecho, incineran el corazón
Lágrimas del sol, 40 grados de fiebre, el cuerpo que hierve, la flor que no florece la vida que se desvanece...
Ya oscuro llega a casa don Francisco, el cuerpo está exhausto pero en el rostro la sonrisa, y sus niños vienen corriendo detrás, ni parece que el día fue tan voraz, disposición de la juventud, ya don Francisco no goza de esa salud, la casa humilde pero bastante acogedora, todo improvisado el paraíso de estas personas, en la media puerta la esposa lo espera, esta imagen al final del día justifica la batalla, abraza besa a la esposa saluda a sus hijas, estudiando en el suelo de barro a la luz de la lámpara, toma un vaso de agua de la jarra, por increíble que parezca está fría, mira por la puerta ve en el patio a los niños jugando, al fondo el cielo rojo y el sol que se está poniendo, como si diera tregua, después de un día abrasador, la noche llega el día se resume, Luz sin ser de lámpara solo la de la luna y la de los luciérnagas, en la casa sencilla encuentra todo confort, la familia reunida el momento más precioso, con la cabeza baja agradecen a Dios su comida, agradecer costumbre en el sertón, todos durmiendo y don Francisco despierto, viendo la Luz de la luna por la rendija en el techo, recuerda al padre y la música en el violón, 'no hay, oh gente, oh no, luna como esta del sertón', el silencio se apodera, apaga la lámpara, al lado de la esposa pero una guerra fue vencida, el cansancio vence al hombre que la vida solo castiga, lágrimas del sol, lágrimas nordestinas.



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