La Última Curda

La Última Curda: Un Tango de Desolación y Olvido

La canción 'La Última Curda' de Cacho Castaña es una obra maestra del tango que encapsula la esencia de la melancolía y el desarraigo. El término 'curda' en el lunfardo argentino se refiere a la borrachera, y en este contexto, simboliza el refugio en el alcohol para escapar de las penas y el dolor. La letra comienza con una invocación al bandoneón, un instrumento emblemático del tango, que con su sonido ronco y melancólico, parece compartir y amplificar el sufrimiento del narrador. La 'ronca maldición maleva' del bandoneón y la 'lágrima de ron' son metáforas que reflejan la tristeza y la desesperación del protagonista, llevándolo a un 'hondo bajo fondo' donde el barro se subleva, una imagen poderosa de la decadencia y la miseria.

El narrador reconoce la absurdidad de la vida, describiéndola como una 'herida absurda' y fugaz. La confesión del protagonista se convierte en una 'curda', una borrachera que busca ahogar sus penas. La canción se convierte en un diálogo entre el narrador y el bandoneón, donde el primero le pide al instrumento que le cuente su condena y fracaso, reflejando su propio dolor y desilusión. La mención de un 'viejo amor' que tiembla y busca en el licor un alivio temporal, resalta la temática recurrente del tango: el amor perdido y la nostalgia.

El estribillo final de la canción es una súplica para cerrar el ventanal que arrastra el sol, simbolizando el deseo de escapar de la realidad y sumergirse en un mundo de olvido y alcohol. La imagen del 'lento caracol de sueños' y el 'país que está de olvido siempre gris' tras el alcohol, refuerza la atmósfera de desolación y resignación. 'La Última Curda' es una representación poética y cruda de la lucha interna del ser humano contra el dolor y la búsqueda de consuelo en el olvido, encapsulando la esencia del tango como un género musical profundamente emocional y reflexivo.