No Soy Un Extraño

La Nostalgia y la Libertad en 'No Soy Un Extraño' de Cacho Castaña

La canción 'No Soy Un Extraño' de Cacho Castaña es una reflexión profunda sobre la identidad, la pertenencia y la libertad. Desde el primer verso, 'Acabo de llegar, no soy un extraño', el narrador establece una conexión con la ciudad que conoce bien, aunque ha estado ausente. Esta dualidad entre familiaridad y extrañeza se convierte en un tema recurrente a lo largo de la canción, reflejando la experiencia de alguien que regresa a un lugar que ha cambiado, pero que aún le resulta conocido.

La escena en el bar, donde 'dos tipos se toman las manos' y 'bailan un tango de verdad', es una metáfora poderosa de la autenticidad y la conexión humana. El tango, un baile tradicionalmente argentino, simboliza la cultura y las raíces del narrador. Sin embargo, su reacción de encender un cigarrillo 'para despistar' sugiere una lucha interna con la aceptación y el juicio. La frase 'no hay que pescar dos veces con la misma red' se repite como un mantra, indicando la necesidad de aprender de las experiencias pasadas y no repetir los mismos errores.

El estribillo final, 'Desprejuiciados son los que vendrán, y los que están ya no me importan más', es una declaración de independencia y rechazo a los prejuicios. Los 'carceleros de la humanidad' representan las normas sociales y las expectativas que el narrador se niega a seguir. La canción concluye con una afirmación de presencia constante: 'Están diciendo que me fui de mi barrio, pero cuándo, cuándo, si siempre estoy llegando'. Esta línea encapsula la idea de que, aunque físicamente ausente, el narrador nunca ha dejado de pertenecer a su lugar de origen en espíritu.