Viva La Grasia

El Exilio y la Nostalgia en 'Viva La Grasia' de Carlos Cano

La canción 'Viva La Grasia' de Carlos Cano es una profunda reflexión sobre el exilio, la nostalgia y la lucha por la identidad. Desde el primer verso, el artista expresa el dolor y el esfuerzo que le cuesta escribir estas palabras, señalando un destino que los separa. Este destino es descrito como una fuerza ineludible que ahoga y aplasta, una metáfora de las circunstancias que obligan a las personas a abandonar su tierra natal. La ausencia de la luz de su amada no es comparable a la luz de la luna, el sol o las estrellas; es una falta que lo despoja de su esencia misma, llevándolo a un estado de desesperanza y exilio.

Carlos Cano utiliza la figura del exilio para hablar de una experiencia colectiva, no solo personal. La carta que escribe no es de odio, sino de amor, un amor que se vive y se sufre con todos. Este amor es descrito como un 'puño sensible que mueve montañas', una metáfora de la lucha y la resistencia de los oprimidos. La canción se convierte en un himno a la solidaridad y a la lucha por la justicia, donde los de abajo sufren pero también encienden la luz en la sombra. La figura de la compañera se convierte en un símbolo de esperanza y resistencia, moviendo la vida y la voz de los hombres en su lucha.

El estribillo de la canción celebra la 'grasia' de Andalucía, una gracia que se derrama por las vendimias del Roselló, simbolizando la diáspora andaluza. La canción termina con una nota de esperanza, donde las nubes se alzan y las flores asoman por la boca del cantante, regadas con el llanto de un pueblo embarazado de esperanza y lucha. 'Viva La Grasia' es una oda a la identidad andaluza, a la resistencia y a la esperanza en medio del exilio y la adversidad.