No Me Falten Al Respeto

La Dualidad del Respeto y la Violencia en 'No Me Falten Al Respeto' de Gerardo Ortiz

La canción 'No Me Falten Al Respeto' de Gerardo Ortiz es una representación cruda y directa de la vida en el mundo del narcotráfico y la cultura del respeto y la violencia que lo rodea. Ortiz, conocido por su estilo de corridos tumbados, utiliza esta canción para narrar la dualidad de su personaje: alguien que puede ser un ángel por las buenas, pero peor que Satanás por las malas. Esta dualidad refleja la complejidad de la vida en el narcotráfico, donde el respeto y la lealtad son fundamentales, pero la violencia es una herramienta siempre presente.

El artista describe cómo ha aprendido las reglas del oficio a lo largo de su vida, destacando la importancia del respeto hacia los amigos y la gratitud por los favores recibidos. Sin embargo, también deja claro que no tolera errores y que está dispuesto a usar la violencia para resolver problemas. La mención de herramientas de trabajo como municiones y explosivos, así como la descripción de su camioneta blindada, subraya la constante amenaza de peligro y la necesidad de estar siempre preparado para la confrontación.

Además de la violencia, la canción también toca el tema del disfrute de la vida. Ortiz habla de disfrutar las noches con amigos y mujeres, y de la vigilancia constante de su gente para detectar cualquier amenaza. Esta parte de la letra muestra un contraste con la violencia, presentando un lado más humano y social del personaje. Sin embargo, la resolución de problemas con balas si las palabras no funcionan, y la promesa de enviar a los enemigos al infierno, reafirman la brutal realidad de su mundo.

'No Me Falten Al Respeto' es una canción que encapsula la cultura del narcotráfico, donde el respeto y la violencia son dos caras de la misma moneda. Gerardo Ortiz, con su estilo característico, logra transmitir la tensión constante y la dualidad moral de este estilo de vida.