Pongamos Que Hablo de Madrid

La cruda realidad de Madrid en la poesía de Sabina

La canción "Pongamos Que Hablo de Madrid" de Joaquín Sabina es un retrato crítico y melancólico de la capital española. A través de sus versos, Sabina describe una ciudad donde los caminos se cruzan y el mar es inimaginable, sugiriendo un lugar de encuentro pero también de desolación. La referencia al fugitivo que siempre regresa puede interpretarse como aquellos que, a pesar de las dificultades, no pueden resistirse al encanto o la dependencia de la ciudad.

La letra de la canción refleja un cambio en las aspiraciones de las personas; las niñas que ya no desean ser princesas y los niños que buscan el mar en un vaso de ginebra representan la pérdida de la inocencia y la búsqueda de escape en el alcohol. Los pájaros que visitan al psiquiatra y las estrellas que no salen son metáforas de una sociedad enferma y apagada. La estufa de butano y la jeringuilla en el lavabo hablan de la dureza y la realidad de las drogas y la pobreza en la ciudad.

Joaquín Sabina, conocido por su habilidad para combinar poesía y música, utiliza Madrid como un espejo de la sociedad contemporánea, reflejando temas de desencanto, soledad y desesperanza. A pesar de su tono sombrío, la canción también expresa un amor complejo por la ciudad, un lugar que, a pesar de sus sombras, sigue siendo el hogar del narrador. La última estrofa es un adiós, un deseo de retornar al sur, a los orígenes, buscando un refugio en la tierra natal frente a la inmensidad abrumadora de Madrid.