La Ultima Curda

La Última Curda: Un Tango de Desolación y Olvido

La canción 'La Última Curda' interpretada por Juan Carlos Baglietto es una obra maestra del tango que encapsula la esencia de la melancolía y el desarraigo. La letra, escrita por Cátulo Castillo, es un lamento profundo que utiliza el bandoneón como símbolo de la tristeza y el dolor. El término 'curda' en el lunfardo porteño se refiere a la borrachera, y en este contexto, representa una forma de escape de la realidad dolorosa. La canción comienza con una súplica al bandoneón, pidiéndole que exprese la maldición y la pena que el cantante siente en su corazón. La vida es descrita como una 'herida absurda', y la fugacidad de la existencia se compara con una borrachera, una confesión de desesperanza.

El segundo párrafo de la canción profundiza en la condena y el fracaso personal. El cantante busca consuelo en el bandoneón, pidiéndole que hable de un amor ausente y de los recuerdos dolorosos que lo atormentan. La imagen del 'sermón de vino' sugiere que el alcohol es una forma de lidiar con el sufrimiento, aunque sea temporalmente. El viejo amor que tiembla y busca en el licor una forma de aturdirse es una metáfora poderosa de la lucha interna entre el deseo de olvidar y la imposibilidad de hacerlo. La 'curda' final es vista como el cierre de una función, una manera de poner fin al dolor emocional.

El último párrafo de la canción es una evocación de recuerdos y sinsabores. El 'rezongo lerdo' del bandoneón y el licor que 'marea' son imágenes que refuerzan la sensación de desolación. El cantante pide que se cierre el ventanal para evitar la luz del sol, simbolizando un rechazo a la realidad y un refugio en el olvido. La referencia a un 'país que está de olvido siempre gris tras el alcohol' sugiere una existencia marcada por la tristeza y la desesperanza, donde el alcohol es el único escape. En conjunto, 'La Última Curda' es una poderosa reflexión sobre el dolor, el olvido y la búsqueda de consuelo en medio de la desolación.