Lagoa

Lagoa: Un Espejo Celestial en la Tierra

La canción 'Lagoa' de Apparicio Silva Rillo es una oda poética a la naturaleza, específicamente a una laguna que se convierte en un espejo celestial. La letra comienza con una petición de las estrellas a Nuestro Señor para obtener un espejo. Sorprendido por la solicitud, el Señor consulta a María, quien, en su bondad, corta un pedazo del cielo infinito para crear la laguna. Este acto divino deja un agujero en el cielo, que María remienda con un trozo de su manto, creando la luna. Esta narrativa inicial establece un tono místico y sagrado, sugiriendo que la laguna es un regalo celestial, un reflejo del cielo en la tierra.

La descripción de la laguna es rica en imágenes sensoriales y naturales. Se la presenta como una 'sesmaria de aguas claras', un gran espejo donde las estrellas ajustan su velo de lentejuelas durante la noche. Al amanecer, la laguna se enciende con la luz del sol, adornada por una orgía de plumas y un concierto de cantos de aves. La quietud de sus aguas se agita con el bullicio de las alas, y se convierte en un lugar donde los animales del campo vienen a beber. Esta representación convierte a la laguna en un microcosmos de vida y belleza natural, un lugar donde la naturaleza se manifiesta en su forma más pura y vibrante.

La canción también destaca la diversidad de vida que habita en la laguna, desde los martines pescadores hasta las lontras y ariranhas, pasando por los peces y los jacarés. Estos últimos, descritos como 'brutos y rudos', acechan a las garzas que meditan en silencio sobre los aguapés. Esta interacción entre depredadores y presas añade una capa de realismo y crudeza a la idílica imagen de la laguna, recordándonos que la naturaleza es tanto hermosa como implacable. En última instancia, 'Lagoa' es una celebración de la naturaleza en su estado más puro, un reflejo del cielo en la tierra, lleno de vida y misterio.