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Ontem, ao luar
José Carlos Santos Silva
Ontem, ao luar
Ontem, ao luar, nós dois em plena solidão
Tu me perguntaste o que era a dor de uma paixão.
Nada respondi! calmo assim fiquei!
Mas, fitando o azul do azul do céu, a lua azul eu te mostrei...
Mostrando a ti, dos olhos meus correr senti uma nívea lágrima
E, assim, te respondi! fiquei a sorrir, por ter o prazer
de ver a lágrima nos olhos a sofrer
Quando uma impiedade te vier n'alma esfolhar
Dos agros pesares o nigérrimo pesar,
A mágoa cruel, a dor mais revel
A que tem mais fel e que contém o doce mel
Das flores todas de um vergel....
A que me faz enlanguescer, dor, que dia a dia,
Vejo rejuvenescer, tu hás de sentir no peito a sangrar
O coração gota por gota a soluçar.
A dor da paixão não tem explicação
Como definir o que eu só sei sentir!
È mistér sofrer, para se saber o que no peito
O coração não quer dizer.
Pergunte ao luar, travesso e tão taful,
de noite a chorar na onda toda azul!
Pergunte ao luar do mar a canção
Qual o mistério que há na dor de uma paixão.
Olha como a tulipa envelhece a desmaiar e como languesce
Num adeus crepuscular, é orfã de amor, toda multicor,
Ao doce frescor de suspirar, do soluçar
Da venturosa harmoniosa e generosa viração,
Suspira e atira suas pétalas no chão!
Sente a flor brotar! Logo após murchar!
sente morrer...E a dor da flor hás de entender.
Se tu desejas saber o que é o amor e sentir o teu calor,
O amaríssimo travor do seu dulçor,
Sobe um monte à beira mar ao luar,
ouve a onda sobre a areia a lacrimar!
Ouve o silêncio a falar na solidão
Do calado coração a penar a derramar os prantos seus!
Ouve o chôro perenal, a dor silente, universal
e a dor maior que é a dor de Deus.
Se tu queres mais saber as fontes dos meus ais,
Poe o ouvido aqui na rósea flor do coração,
Ouve a inquietação da merencória pulsação...
Buscará saber qual a razão porque ele vive, assim, tão triste,
A suspirar, a palpitar, desesperação, a teimar de amar
Um insensível coração que a ninguém dirá
No peito ingrato em que ele está
Mas que ao sepulcro fatalmente o levará.
Quando Jesus, meigamente solitário no cimo do calvário,
Seus olhos, indulgente , erguia aos céus.
Quanta dor, quanta poesia a penar
Nos seus olhos luzluzia a meditar!
Não era a dor de não ter esse poder de remir
A humanidade da eterna atrocidade do sofrer!
Era, sim, a crúcia pena de sentir por Madalena o coração
Desfalecer.
Ayer, a la luz de la luna
Ayer, a la luz de la luna, los dos en plena soledad
Me preguntaste qué era el dolor de una pasión.
Nada respondí, así de tranquilo me quedé
Pero, mirando el azul del azul del cielo, te mostré la luna azul...
Mostrándote, de mis ojos vi correr una lágrima nívea
Y así te respondí, me quedé sonriendo, por el placer
de ver la lágrima en tus ojos sufrir
Cuando una crueldad te llegue al alma a desgarrar
De los amargos pesares el pesar más negro,
La amarga pena, el dolor más revelador
El que tiene más hiel y que contiene la dulce miel
De todas las flores de un vergel...
El que me hace languidecer, dolor, que día a día,
Veo rejuvenecer, tú tendrás que sentir en el pecho sangrar
El corazón gota a gota sollozando.
El dolor de la pasión no tiene explicación
¿Cómo definir lo que solo sé sentir?
Es necesario sufrir, para saber lo que en el pecho
El corazón no quiere decir.
Pregunta a la luna, traviesa y tan astuta,
de noche llorando en la ola toda azul!
Pregunta a la luna del mar la canción
Cuál es el misterio que hay en el dolor de una pasión.
Mira cómo la tulipa envejece desmayándose y languidece
En un adiós crepuscular, es huérfana de amor, toda multicolor,
Al dulce frescor de suspiros, de sollozos
De la venturosa armoniosa y generosa brisa,
Suspira y arroja sus pétalas al suelo!
Siente la flor brotar! Luego marchitarse!
siente morir...Y entenderás el dolor de la flor.
Si deseas saber qué es el amor y sentir tu calor,
El amarguísimo sabor de su dulzura,
Sube a una colina junto al mar a la luz de la luna,
Escucha la ola sobre la arena llorar!
Escucha el silencio hablar en la soledad
Del callado corazón penando derramando sus lágrimas!
Escucha el llanto perenne, el dolor silente, universal
y el dolor mayor que es el dolor de Dios.
Si quieres saber más sobre las fuentes de mis penas,
Pon el oído aquí en la rosa flor del corazón,
Escucha la inquietud de la melancólica pulsación...
Buscará saber por qué vive así, tan triste,
Suspirando, palpita, desesperación, empeñado en amar
Un corazón insensible que a nadie dirá
En el ingrato pecho en el que se encuentra
Pero que fatalmente lo llevará a la tumba.
Cuando Jesús, dulcemente solitario en la cima del calvario,
Sus ojos, indulgentes, alzaba al cielo.
Cuánto dolor, cuánta poesía penando
En sus ojos brillaba la luz meditando!
No era el dolor de no tener el poder de redimir
A la humanidad de la eterna atrocidad del sufrir!
Era, sí, la cruel pena de sentir por María Magdalena el corazón
Desfallecer.
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